Investigadores (as) han diseñado un nuevo modelo animal en el que, tras un ‘atracón’ de comida, a las ratas les apetece beber grandes cantidades de alcohol en vez de agua, algo que no pasa cuando comen poco.
Científicos (as) españoles y argentinos utilizan un modelo de ratas para aportar nueva información acerca de las razones que impulsan a los (as) jóvenes a beber alcohol de manera compulsiva y los mecanismos fisiológicos que provocan esa adicción.
Una investigación internacional liderada por la Universidad de Granada (UGR), en España, ha utilizado un modelo de ratas para aportar nuevos datos sobre las razones que impulsan a los (as) jóvenes a beber alcohol de manera compulsiva y los mecanismos fisiológicos que provocan la adicción al alcohol.
Este trabajo, publicado en la prestigiosa revista Addiction Biology, supone un importante paso para la creación de nuevos fármacos para el tratamiento de las adicciones, y profundiza en el entendimiento de los mecanismos concretos mediante los cuales se desarrolla una adicción.
Se sabe que el consumo de alcohol está ampliamente arraigado en la sociedad y supone uno de los principales factores que amenazan la salud de la población en la actualidad.
El último informe sobre la situación mundial del alcohol y la salud, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2018, revela que el 40% de la población mundial bebe alcohol con regularidad y, además, el 7,2% de las muertes prematuras a nivel mundial se pueden atribuir al consumo de alcohol.
Esta preocupante realidad pone de manifiesto la necesidad de esclarecer los distintos factores que llevan a las personas a consumir alcohol, especialmente, de aquellas formas de consumo particularmente perniciosas, como son el consumo en atracón (o tipo ‘binge’) que acontece durante el botellón.
En este escenario, los modelos animales de consumo voluntario de alcohol son una potente, y al día de hoy imprescindible, herramienta para ayudarnos a entender desde un enfoque neurobiológico y farmacológico cuales son los mecanismos que subyacen a la conducta de consumo de alcohol en sus diferentes formas.
Los (as) investigadores (as) de la Universidad de Granada, en colaboración con el Instituto de Investigaciones Médicas Mercedes y Martín Ferreyra, en Córdoba, Argentina, han desarrollado un nuevo modelo de consumo en ratas a las que, tras un atracón de comida, les apetece beber grandes cantidades de alcohol en lugar de agua, algo que no ocurre cuando comen poco.
Así,el modelo diseñado en la UGR induce al consumo voluntario en atracón de grandes cantidades de alcohol tras la ingesta (también en atracón) de un alimento altamente apetecible.
Más concretamente, a lo largo de un total de diez días, los animales fueron expuestos durante tres minutos a la presencia de una alta cantidad de bolitas comestibles azucaradas para después enfrentarse a una prueba de libre elección, donde disponían de dos botellas para beber: una rellena con agua y otra con una solución de alcohol.
“Según van pasando los días del procedimiento, vemos cómo el consumo de bolitas azucaradas aumenta progresivamente, lo cual lleva de la mano un aumento en el consumo de la solución de alcohol, llegándose a alcanzar picos de consumo de hasta 6,3 gramos de alcohol por kilo de peso, mientras que las ratas apenas beben agua”, apunta uno de los responsables de los estudios en la UGR, el profesor Cruz Miguel Cendán.
“En el caso de que ofrezcamos a las ratas sólo una pequeña cantidad de bolitas azucaradas, no se promueve el posterior consumo libre de alcohol, con lo que podemos asumir que el consumo voluntario de altas cantidades de solución de alcohol sólo se da tras el atracón de una comida muy apetecible”, indica el investigador.
“Este consumo libre de solución de alcohol resiste la adulteración con quinina hasta 0.1g/L (una sustancia que altera el sabor de la solución, volviéndola aversiva) y puede ser bloqueado mediante la previa administración de naltrexona (un fármaco antagonista opioide).
"Mediante dichos ensayos podemos comprobar en primer lugar que el consumo de la sustancia se ha vuelto compulsivo, puesto que se sigue consumiendo a pesar del sabor aversivo; y, en segundo lugar, que está mediado por el sistema opioide, el cual es una diana terapéutica clásica para el tratamiento de las adicciones”, explica Cendán.
Como conclusión a los resultados del presente estudio, otro de los (as) autores (as), el profesor de la UGR Ignacio Morón, destaca la importancia de la creación de nuevos modelos de experimentación de consumo de sustancias de abuso.
En ese sentido, señala que “gracias a modelos como el desarrollado por nuestro equipo, que recrea ciertas facetas del consumo en humano, es posible avanzar en la creación de nuevos fármacos para el tratamiento de las adicciones y entender mejor los mecanismos fisiológicos concretos mediante los cuales se desarrolla una adicción”.
La investigación internacional es liderada por investigadores (as) de la Universidad de Granada (UGR), en España,