El estado de la ciencia, la tecnología y la innovación en Costa Rica es preocupante. Diferentes indicadores muestran un desarrollo desigual y desequilibrado y ya es evidente que el país se está quedando rezagado con respecto a la producción científica internacional.
Esta es una de las conclusiones del informe Estado de la Ciencia la Tecnología y la Innovación elaborado por el Programa Estado de la Nación del Consejo Nacional de Rectores (CONARE).
María Santos Pasamontes, coordinadora general de investigación del Estado de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.
Si bien el documento destaca algunas de las fortalezas que tiene el país, también analiza algunos cuellos de botella que generan situaciones de riesgo para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI).
Una primera preocupación es que si bien el país tiene un notable acervo de expertos en múltiples campos, las comunidades científicas muestran problemas de relevo generacional, baja redundancia y falta de colaboración interdisciplinaria e interinstitucional.
Por otra parte las comunidades científicas tienen una vinculación insuficiente con los sectores productivos, a pesar de las ricas experiencias de transferencia de conocimiento tecnológico, sobre todo en el campo agropecuario.
Una segunda preocupación de los expertos es la oferta de recurso humano para la ciencia, la tecnología y la innovación. El peso de las ciencias exactas y naturales y las ingenierías no ha cambiado en las últimas décadas, el acervo de personal es insuficiente y la proporción de doctorados sigue siendo minoritaria.
Una tercera alerta es la desconexión entre las políticas de CTI y las políticas de desarrollo nacional, que frena y acota los esfuerzos para lograr aumentos generalizados de la productividad en la economía.
Los expertos recomiendan reorientar la estrategia de desarrollo que el país ha seguido en las últimas décadas, con miras a forjar encadenamientos productivos, sociales y fiscales entre los diversos sectores productivos.
También es importante estructurar la investigación alrededor de temáticas de interés para el desarrollo nacional cuyo abordaje requiera perspectivas multidisciplinarias y la integración de investigadores en redes internacionales.
Pero más importante aún, debe hacerse un esfuerzo para reducir la dependencia de los grupos de investigación en relación con unos pocos actores relevantes y de edad madura.
Es imperativo promover una mayor vinculación entre la academia y los sectores productivos, para ello es necesario revisar el marco normativo y los reglamentos institucionales.
Por otra parte, el país debe incrementar progresivamente la matrícula en carreras universitarias de mayor demanda proyectada, como las ingenierías y la informática, así como aquellas en las que se evidencia un débil relevo generacional.
Es necesario también que el país diseñe una nueva generación de políticas en los ámbitos de la CTI y la atracción de inversión extranjera directa (IED) para fortalecer los encadenamientos productivos y aumentar el valor agregado local.
Es importante fortalecer la red de instituciones encargadas de diseñar e implementar las políticas de fomento productivo y de apoyo a la CTI. En este marco recomiendan ordenar y ampliar las capacidades y funciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MICITT) y el Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT).
“El desafío general es implementar, con urgencia, acciones decididas para remediar un estancamiento que frena el desarrollo científico, tecnológico y de innovación en Costa Rica”, enfatiza el Informe.
La generación de capacidades endógenas para CTI es una condición necesaria para atacar el fuerte rezado del país con respecto a la producción científica internacional y la escasa presencia de costarricenses en la solicitud y obtención de patentes .
Un factor que incide en este hecho es la distorsión en los regímenes de incentivos para la carrera académica en las universidades, pues en la actualidad privan los incentivos “automáticos”, como el escalafón y las anualidades, sobre los relacionados con la productividad científica y la transferencia de conocimiento.
Uno de los temas claves de este informe, y que ha sido señalado en reiteradas ocasiones por otros estudios e informes oficiales, es el de aumentar la inversión en investigación y desarrollo (I+D).
De acuerdo con su nivel de desarrollo, los expertos estiman que en Costa Rica la inversión en I+D debería situarse en un 0.9% del Producto Interno Bruto (PIB), aunque considerando la rentabilidad social de esta inversión, recomiendan llegar a un 1.6% del PIB.
De acuerdo con el último informe Indicadores Nacionales de Ciencia y Tecnología 2012, del MICITT, la inversión en I+D del país está en 0.57% del PIB.
Pero no basta con aumentar la inversión, los expertos consideran importante modificar la estructura de la inversión en I+D, de modo que incluya como prioridad la movilización de recursos a favor de la generación de capacidades para la CTI endógena.
Ello implicaría crear un balance, actualmente inexistente, entre la adopción y adaptación de tecnologías provenientes de otras partes del mundo y el desarrollo tecnológico de base local según prioridades consensuadas, prácticas de rendición de cuentas y metas susceptibles de evaluación.