La Universidad de Costa Rica (UCR) destinará cerca de ₵120 millones de colones para financiar cuatro proyectos de investigación de alto nivel sobre inteligencia artificial, riesgos ambientales, agua potable para comunidades indígenas y hongos psicoactivos para mejorar la salud mental.
Parte de los cuatro grupos de investigación que desarrollarán los proyectos seleccionados en esta convocatoria.
El Espacio Universitario de Estudios Avanzados (UCREA-UCR) anunció los cuatro proyectos ganadores de la convocatoria general de proyectos UCREA-2024 realizada a inicios de este año.
El anuncio de los proyectos ganadores se realizó el viernes 27 de setiembre del 2024 con la participación de la Dra. María Laura Arias Echandi, vicerrectora de Investigación de la UCR, el Dr. Luis Adrián Mora Rodríguez, coordinador de UCREA, y representantes de los proyectos ganadores.
La Dra. Arias se refirió a la trascendencia de los proyectos avalados por el Consejo Académico de UCREA en esta convocatoria y destacó la importancia que una vez que concluyan se haga una rendición de cuentas y una devolución a los sectores sociales involucrados.
Según informó el Dr. Mora, este año participaron nueve proyectos en el concurso, todos de una gran calidad, sin embargo el Consejo Académico se decantó por cuatro de ellos para ser desarrollados en los próximos dos años.
Los proyectos serán ejecutados por 34 destacadas personas investigadoras graduadas en las mejores universidades nacionales y extranjeras de diferentes unidades académicas y de investigación de la UCR.
Dr. Luis Adrián Mora Rodríguez, coordinador de UCREA (primero a la izq.), junto a la Dra. María Laura Arias Echandi (junto a la bandera), vicerrectora de investigación de la UCR, entregaron los certificados de los proyectos ganadores de la convocatoria UCREA 2024.
El proyecto “Análisis de riesgo ambiental y toxicológico por contaminantes orgánicos y diseño de un sistema de biodegradación para plaguicidas en zonas piñeras de Costa Rica”, es coordinado por el Dr. Carlos Rodríguez Rodríguez, del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental de la UCR.
La producción de piña representa uno de los principales cultivos a nivel nacional, sin embargo la actividad agrícola extensiva de esta fruta se ha asociado con efectos adversos sobre el medio ambiente, principalmente debido al uso de plaguicidas y la consecuente contaminación de cuerpos de agua resultante de deficiencias en el manejo de los residuos de estos agroquímicos.
Bajo esta premisa, el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) realizó un monitoreo sistemático de aguas superficiales y subterráneas en la zona de influencia de producción de piña en la región Huetar Norte durante el periodo 2015-2018, como parte del proyecto 802-B5-500 “Caracterización de las prácticas agrícolas y el uso y manejo de agroquímicos en el cultivo de piña, para la implementación de buenas prácticas agrícolas (BPA), a partir del cual se reveló la presencia de 28 plaguicidas en diferentes matrices.
A pesar de la conmoción provocada en su momento por los hallazgos de este proyecto en sectores ambientales y comunitarios, que incluso llevaron a la prohibición del uso del bromacil (por su aparición en aguas subterráneas principalmente), los análisis de riesgo correspondientes para estimar los verdaderos niveles de peligrosidad de las concentraciones detectadas no fueron realizados a pesar de que la necesidad de su ejecución fue recalcada.
Ante esto, este proyecto pretende en una primera etapa aplicar los análisis de riesgo ambiental y también toxicológico humano (por consumo) a la totalidad de los datos de plaguicidas (y algunos fármacos) detectados en la zona de influencia de actividad piñera de la zona Huetar Norte del país, con base en el monitoreo realizado entre 2015-2018 en aguas subterráneas, superficiales y frutas, con el fin de identificar los compuestos más relevantes y de mayor peligrosidad, sobre los cuales se debería priorizar la aplicación de medidas de protección ambiental y manejo de residuos agrícolas en la zona.
Por otra parte, se considera la contaminación puntual con plaguicidas como la principal causa de contaminación de cuerpos de agua a nivel agrícola.
Ante esta problemática, los sistemas de biopurificación, también conocidos como “biobeds”, se han desarrollado como una estrategia biotecnológica ecoamigable para la eliminación y tratamiento de aguas residuales de origen agrícola contaminadas con plaguicidas.
El segundo proyecto seleccionado se denomina “Agua potable para las comunidades indígenas de la Zona Sur: desde la cosmovisión hasta su uso seguro”, coordinado por la Dra. Luz Chacón Jiménez, de la Facultad de Farmacia.
El Informe del Estado de la Nación del 2023 señaló un preocupante retroceso en el acceso al agua potable en Costa Rica, con una disminución de la cobertura del 95.7% en 2021 al 89.9% en el 2023, siendo los acueductos comunales los más afectados.
Este declive se atribuye a déficits significativos de agua en áreas como Palmar Norte-Palmar Sur y la Península de Osa, así como a la contaminación, agravada por la falta de cloración adecuada del agua potable, lo que representa un riesgo para la salud pública.
En las comunidades rurales, se enfrentan desafíos adicionales como la deforestación y prácticas agrícolas insostenibles, impulsadas por políticas públicas deficientes.
Las comunidades indígenas, especialmente vulnerabilizadas, enfrentan obstáculos como conflictos internos y usurpación de tierras, lo que resulta en fragmentación territorial y aislamiento de áreas forestales.
Este proyecto, desde un enfoque transdisciplinario, tiene como objetivo desarrollar un plan integral de gestión de recursos hídricos para comunidades indígenas de Térraba, Salitre y Boruca, centrado en mejorar el acceso, la calidad y la seguridad del agua, promoviendo la conservación de recursos.
El proyecto “Hongos psicoactivos: desde la biología hasta su potencial uso en salud mental”, es coordinado por la Dra. Andrea Vincent Rossi, del Centro de Investigaciones en Productos Naturales (CIPRONA).
Los trastornos mentales ocupan los primeros lugares en las causas de discapacidad y pérdidas económicas por enfermedad en el mundo.
A pesar de su alto costo económico y del sufrimiento que causan a las familias y personas afectadas, son condiciones desatendidas por la mayoría de los sistemas de salud y políticas públicas, y en las que se invierte menos en investigación y desarrollo de medicamentos, por lo que cualquier avance en nuevas opciones terapéuticas sería de gran beneficio para estas personas y la sociedad.
Durante los últimos años se ha descrito el gran potencial de los compuestos psicodélicos, como la psilocibina, para el tratamiento de algunos trastornos mentales, como la depresión, la ansiedad, el abuso de algunas sustancias y el síndrome de estrés postraumático, usualmente asociado a un acompañamiento psicoterapéutico.
Por otro lado, es conocido que Mesoamérica es el centro global de biodiversidad de hongos que producen psilocibina. Las sociedades precolombinas, desde México hasta Costa Rica, utilizaban estos hongos en diferentes rituales.
No es de sorprender que el "turismo espiritual" y la “psiconáutica”, relacionado con hongos psilobios, haya aumentado de manera considerable en el transcurso de la pandemia, así como el consumo local y el número de negocios que cultivan y venden hongos psicodélicos y productos derivados en el país y organizan retiros y eventos relacionados a dichas sustancias.
A pesar de esto, sustancias como la psilocibina, de crecimiento natural en todos los ecosistemas del mundo, siguen siendo ilegales en Costa Rica, en gran parte por influencia internacional de la denominada “guerra contra las drogas” del gobierno estadounidense, que data desde principios de los años 1970.
Existe un desconocimiento significativo sobre la biología, química, efectos terapéuticos y mecanismos de acción de estos compuestos. La industria emergente de productos de hongos psilobios carece de regulación y control de calidad, comprometiendo la seguridad de los consumidores.
Además, no hay protocolos claros ni certificación oficial para quienes facilitan terapias con hongos psilobios.
Mientras tanto, en otras latitudes se avanza de manera acelerada en la síntesis de las moléculas de psilocibina con el propósito de avanzar su uso dentro de la industria farmacéutica, así como en su estudio para mejorar la salud y el bienestar humano en diversos ámbitos de aplicación.
Dada la creciente tendencia en el país y el mundo, el potencial de estos productos para la salud mental y la capacidad instalada en nuestra universidad para el abordaje integral de esta temática, se conformó un grupo de investigadores e investigadoras que llene algunos de los vacíos en nuestro conocimiento sobre estos compuestos, desde la biología, la composición química, su mecanismo de acción y el potencial terapéutico y efectos secundarios según la vivencia de personas consumidoras.
Adicionalmente, se propone explorar la percepción y aceptación de estos compuestos entre el gremio de psiquiatras y, si se confirman sus potenciales beneficios, proponer un proyecto de ley que permita su producción bajo normas estandarizadas, de beneficio para microempresas nacionales y consumidores.
La actividad se realizó el viernes 27 de setiembre del 2024 en el auditorio de la Unidad de Conocimiento Agroalimentario (UCAGRO) del Instituto de Investigaciones Agrícolas de la UCR.
El cuarto proyecto se denomina “Domesticando la inteligencia artificial: la reconfiguración contemporánea de los “hechos” en Costa Rica”, coordinador Dr. Ignacio Siles González, profesor de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva.
En torno a la inteligencia artificial se construyen “hechos” positivos, ya sea al ser entendida como catalizador de soluciones a largo plazo, o porque se le atribuyen futuros amenazantes, cuando se da por un hecho que las máquinas dominarán a la humanidad.
El proyecto tiene como objetivo analizar la domesticación cotidiana de tecnologías de inteligencia artificial para entender cómo la relación de las personas con estas tecnologías participa en la reconfiguración contemporánea de los “hechos” en Costa Rica. Para esto, el proyecto adopta tres grandes orientaciones: 1) Ofrecer un diagnóstico de la realidad actual (más que de los futuros potenciales) del uso dado a tecnologías de inteligencia artificial en Costa Rica; 2) Analizar en profundidad las implicaciones de la construcción de los “hechos” mediante la inteligencia artificial en ámbitos como la salud, la desinformación y la migración; y 3) Ofrecer insumos para el diseño de tecnologías de inteligencia artificial que mejoren la experiencia de las personas y les faculte para tomar decisiones más informadas.
Así, este proyecto permitirá superar la visión dicotómica de la inteligencia artificial más allá de las posturas “apocalípticas” e “integradas” (recuperando la clásica distinción propuesta por Umberto Eco) mediante un abordaje sociotécnico e interdisciplinario que, con perspectiva de género y un diseño metodológico mixto, propone crear conocimiento situado sobre los imaginarios y prácticas de uso de la inteligencia artificial en Costa Rica.