Las transferencias de conocimiento entre la academia y los sectores socioproductivos son un modelo que experimenta un importante auge en Costa Rica con el objetivo de que las invenciones generadas por investigaciones académicas lleguen cada vez más rápido a las personas interesadas.
Entre los proyectos apoyados están los trabajos de CIPRONA, que impulsa iniciativas en áreas como la generación de productos higiénicos y cosméticos.
En el país la Universidad de Costa Rica (UCR) se ha encargado de llevar la batuta en el campo y, según la Dra. Marianela Cortés Muñoz, directora de la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (PROINNOVA), esto representa un importante aporte en el desarrollo nacional, puesto que brinda soluciones a necesidades reales.
“Estas transferencias representan para la UCR el cumplimiento de un compromiso social; la Universidad es consciente de que debe ser un factor de progreso para la sociedad y que debe existir un vínculo que le permita acercarse a sus necesidades”, explicó la jerarca.
En esta línea, la Universidad desarrolla proyectos en campos como la salud, el arte, la agricultura y otras áreas, que son luego facilitados -de distintas maneras- a empresas, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), y demás organizaciones que se encargan de desarrollar proyectos más grandes y llevar las investigaciones al campo.
“La Universidad de Costa Rica hace mucha vinculación y transferencia de conocimiento hacia la sociedad. En el caso específico de las transferencia gestionadas o apoyadas desde PROINNOVA, estas se refieren una modalidad de vinculación que promueve la transferencia de conocimiento con potencial innovador, donde la propiedad intelectual cumple un rol clave como una herramienta en la gestión de la innovación”, explicó la Dra. Cortés.
“Cuando hablamos de innovación nos referimos a un producto, tecnología o servicio que llega a la sociedad para impactar de forma positiva. Esas transferencias llevan a la implementación o utilización del conocimiento por parte de un tercero, que puede ser una institución pública, una ONG o una empresa, que va a innovar en sus actividades”, señaló.
Para la funcionaria, estas experiencias -aunque no son las únicas de su campo en la Universidad- generan resultados positivos, al tiempo que permiten “generar nuevos empleos en empresas u organizaciones existentes, nuevas oportunidades para emprendedores, la posibilidad de encadenamientos productivos con oportunidades de mayor valor agregado, nuevos mercados de exportación, soluciones para problemas nacionales o de relevancia internacional, y nuevos modelos de negocio, por citar algunos beneficios”.
“Todo esto en su conjunto permite generar valor público: impacto económico, social y ambiental”, subrayó.
Como máximo valor de las colaboraciones productivas Universidad-Producción, la Dra. Cortés fue enfática al señalar que estas fomentan un impacto cada vez más extendido y que se reparte entre los distintos agentes que participan de ellas.
“A la Universidad le permite cumplir con su compromiso de apoyar e impulsar el desarrollo del país, mientras que pone al servicio de la sociedad y del sector socioproductivo el conocimiento generado a través de las actividades de investigación, acción social y docencia”, señaló.
“Estos procesos de vinculación son también importantes porque la Universidad o los docentes-investigadores se nutren del sector externo y los beneficios llegan también a la población y a los productores en otros campos de sus actividades”, destacó.
En la UCR, este tipo de procesos son alentados por unidades como el Centro de Investigaciones en Productos Naturales (CIPRONA), la Escuela de Artes Plásticas (AEP), el Instituto Clodomiro Picado (ICP) y el Centro Nacional de Ciencia y Tecnología (CITA), unidades que desarrollan productos o servicios innovadores a diario y que son transferidos para cumplir con su función social de alguna manera.
En todos estos lugares los investigadores (as) realizan trabajos innovadores periódicamente, e intentan ponerlos al servicio de la sociedad en campos públicos y privados.
Al respecto, la directora de Ciprona, Rosaura Romero, explicó que “al final lo que se está tratando es de educar y dar conocimiento en los diversos sectores”, puesto que “si bien la UCR presta servicios, la gran mayoría no son solo esto, sino que se da un acompañamiento integral con ayuda de actores como PROINNOVA”.
Recalcó que la intención de estos procesos es que “se logre el desarrollo mediante nuevos empleos”, de forma que además “se apoye a empresas para que se mantengan en el mercado, aunque sean pequeñas”.
María José Ramírez, asistente de PROINNOVA, muestra uno de los productos estrella desarrollados por el CITA, el jugo de mora SIWÁ.