En una cohorte de personal sanitario no vacunado, los anticuerpos anti-SARS-CoV2 se mantienen por lo menos 20 meses tras la enfermedad. La obesidad, la edad y el ser fumador se asocian a una menor respuesta de anticuerpos.
El estudio señala que casi el 35% de la población mundial sigue sin recibir ni una dosis de vacuna COVID-19, por lo que su inmunidad depende exclusivamente de la infección.
Estas son las principales conclusiones de un estudio publicado en la revista BMC Medicine que ha sido coliderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Institut Catalá de la Salut (ICS) Catalunya Central y el IDIAP Jordi Gol (IDIAP JG), con la colaboración de la Fundación Privada Daniel Bravo Andreu (FPDBA).
Casi el 35% de la población mundial sigue sin recibir ni tan solo una dosis de vacuna COVID-19, por lo que su inmunidad frente al virus depende exclusivamente de la infección. Por lo tanto, conocer cuánto dura la respuesta inmune tras la infección por SARS-CoV-2 y qué tan efectiva es, son elementos clave para guiar decisiones sobre cómo controlar esta y futuras pandemias por coronavirus.
En un estudio reciente, realizado con una cohorte de población catalana entre 40 y 70 años de edad, la investigadora de ISGlobal Carlota Dobaño y sus colegas mostraron que una de cada tres personas no vacunadas ya no tenía anticuerpos detectables un año después de la infección. “Sin embargo, es importante hacer este tipo de estudios en diferentes cohortes,” alega Dobaño. “La cohorte de personal sanitario descrita aquí incluye a gente más joven y más expuesta al virus, que padecieron una infección sintomática, y en la que hemos podido tomar muestras regulares a lo largo de casi dos años,” añade.
El equipo investigador evaluó la persistencia de anticuerpos de tipo IgM, IgA e IgG dirigidos contra la proteína Spike (S) y Nucleocápside (N) del virus en muestras de 247 personas con infección sintomática y aún no vacunadas de la cohorte CoviCatCentral, tomadas en ocho momentos diferentes entre verano de 2020 y noviembre de 2021.
Los resultados muestran, como era esperado, una caída gradual y considerable en los niveles de anticuerpos. Sin embargo, más del 90% de las personas participantes seguía teniendo anticuerpos frente a los cinco antígenos virales analizados, en todo momento del estudio. Incluso en las 23 personas que aún no se habían vacunado en noviembre del 2021, la seropositividad se mantuvo en un 95%.
Solo se observaron ocho reinfecciones durante el periodo de seguimiento, lo que sugiere que la inmunidad es robusta y duradera incluso frente a las nuevas variantes como alfa y delta. Anna Ruiz-Comellas, investigadora del Instituto Catalán de la Salud en la Cataluña central recuerda que “el estudio se realizó antes de la llegada de la variante ómicron”. Por su parte, Gemma Moncunill, coautora senior del estudio junto con Ruiz-Comellas, comenta que “en noviembre de 2021 observamos un aumento en IgM e IgA, seguramente un reflejo de infecciones asintomáticas al inicio de la sexta ola en Cataluña.”
El análisis de muestras tomadas, justo antes del inicio de la vacunación confirma lo observado en estudios previos: la edad y el ser fumador se asocian con menores niveles de anticuerpos, mientras que la hospitalización y ciertos síntomas (fiebre, pérdida de gusto y olfato) se asocian con mayores niveles. “Esto explicaría también por qué en este estudio estamos viendo una seropositividad tan duradera, ya que todas las infecciones registradas en personal sanitario fueron sintomáticas,” señala Dobaño.
Los resultados sugieren que mantener niveles detectables de anticuerpos (particularmente IgG anti-Spike), confiere protección contra la reinfección aún en ausencia de vacunación. Sin embargo, señala el equipo investigador, hay que recordar que este estudio se realizó antes de la llegada de ómicron, y que las personas previamente infectadas también se benefician de la vacunación, ya que la inmunidad híbrida es la que mejor protege frente a la infección y la enfermedad.
Recreación de infección por SARS-Cov-2.