El Informe Mundial de Nutrición, publicado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI por sus siglas de Headquarters International Food Policy Research Institute), aborda el tema de la desnutrición global.
El informe indica que varios países lo están haciendo extraordinariamente bien en términos de nutrición: Colombia es el único país en vías de cumplir cuatro de los seis objetivos de nutrición. (Foto SciDev)
El objetivo del Informe Mundial de Nutrición, es realizar un seguimiento de los progresos en el mejoramiento de la nutrición y, al mismo tiempo, identificar acciones para acelerar los avances y fortalecer la responsabilidad. [1] En los dos primeros meses posteriores a su publicación en noviembre pasado, había sido descargado 40.000 veces. Mucha gente que trabaja en este campo me dice que está generando nuevas formas de pensar acerca de la nutrición, alimentando los planes, estrategias y decisiones, y añadiendo apoyo a las campañas basadas en la evidencia.
Pero ¿qué dice la comunidad de investigación? ¿Por qué debería prestar atención al informe? Después de todo, no presenta nueva investigación, solo una manera diferente de combinar los datos y de hacer énfasis en nuevas ideas.
En mi opinión, este es el principal valor añadido del informe para la investigación: identifica y plantea una serie de preguntas relevantes para la ciencia. En este artículo, quiero resaltar cuatro áreas donde creo que esas preguntas deben ser de especial interés para la investigación futura.
Según los datos del informe, varios países lo están haciendo extraordinariamente bien en términos de nutrición: Colombia es el único país en vías de cumplir cuatro de los seis objetivos de nutrición, mientras que China y Corea del Sur son los únicos dos países que no tienen problemas serios de salud relacionados con el crecimiento, la anemia en mujeres en edad reproductiva y la obesidad en adultos. Pero ¿qué es lo especial acerca de ellos? Y ¿por qué países relativamente acomodados como Indonesia están rezagados? Los estudios de caso de países han ido en contravía de la moda actual de ensayos aleatorios controlados con gran detalle y minucia. En vez de eso, necesitamos estudios participativos e integrales que sigan los resultados a través del tiempo, para complementar los estudios de seguimiento a las intervenciones que han funcionado.
El informe también resalta las grandes diferencias en el alcance de las prácticas e intervenciones en varios países, y sabemos que la desnutrición se reduce mucho más lentamente sin intervenciones ampliadas. De nuevo, ¿por qué algunos países lo hacen bien y otros no? y ¿por qué un determinado país hace bien algunas intervenciones y otras no?
En el área de las intervenciones centradas en la nutrición, el informe pone énfasis en discretos programas agrícolas y de protección social. Pero esto deja preguntas cruciales sin responder. Mirando el panorama general, ¿hay algún diseño de políticas ganador? ¿Existe una relación entre la composición de la investigación y el desarrollo agrícola de un país y sus resultados en nutrición? ¿Cuál es el alcance de esquemas como el Sistema de Distribución Pública de la India para subsidiar alimentos más nutritivos, y si ayudaría a diversificar la dieta?
Un área en la que nos sorprendió encontrar pocos datos es el costo de la nutrición en los presupuestos nacionales. A medida que comencemos a recoger más de estos datos este año, las preguntas seguirán. ¿Cómo varían las asignaciones presupuestarias entre los países? ¿Por qué y cómo éstas se comparan con los presupuestos de otros sectores? ¿Los países asignan recursos a las áreas que deberían según lo que dicen sus planes nacionales de nutrición?
Preguntas similares se pueden formular sobre la financiación de donantes externos. Pero cuando nos preguntamos qué repercusiones tienen los esfuerzos del sector privado sobre el estado nutricional, entramos en una verdadera caja negra. El sector privado ya influye en las decisiones sobre los alimentos, la salud y el ejercicio, con frecuencia haciendo más difícil tomar decisiones saludables. Al mismo tiempo, hay muchas áreas de participación con potencial de bajo riesgo y alta rentabilidad, como la producción de granos fortificados y el uso de teléfonos móviles para el intercambio de conocimientos.
¿Cuándo vamos a tener más estudios aleatorios de largo plazo?
¿Por qué algunos países tienen mayores progresos?
¿Cómo podemos dar sentido a los datos sobre adelgazamiento o emaciación?
¿Cómo podemos adaptar las intervenciones a los diferentes contextos de los países?
¿Cuál es la relación entre las inversiones en investigación de los países y sus resultados nutricionales?
El financiamiento ¿coincide generalmente con las prioridades de nutrición?
¿De qué manera el sector privado afecta la nutrición?
¿Funcionan las herramientas de responsabilidad social?
¿Cuál es la tasa de retorno de la recolección de datos?
¿Qué políticas conducen a dietas más sostenibles?
El informe llama a una revolución de datos en nutrición. Casi el 50 por ciento de los países no puede realizar un seguimiento de los cuatro indicadores del estado de salud y solo el 40 por ciento de ellos mide la altura y el peso de los niños mayores de cinco años. Esto parece inaceptable, pero ¿qué tan bueno es invertir en datos de nutrición? Por ejemplo, sabemos que una encuesta nacional de nutrición normalmente cuesta alrededor de US$ 1 millón, ¿cuáles son sus beneficios?
Del mismo modo, necesitamos entender las ventajas y desventajas de las herramientas de rendición de cuentas y si funcionan. El informe aboga por una mayor experimentación con este tipo de herramientas en la nutrición sobre la base de que parecen ser eficaces en otros sectores. [2] Estos experimentos tienen que hacerse y luego ser evaluados adecuadamente, con métodos cuantitativos y cualitativos.
Lo siguiente es considerar los beneficios a largo plazo del mejoramiento de la nutrición. Un estudio realizado en Guatemala por John Hoddinott y sus colegas es realmente inusual porque se basa en un diseño de gran alcance que vincula los beneficios de una intervención de alimentación en los niños menores de tres años a unos mayores ingresos como adultos 30 años después. [3] Pero ¿cuánto tiempo podemos confiar en las estimaciones de un solo estudio? En los últimos diez años se han iniciado muchos más ensayos aleatorios controlados en nutrición, y los donantes deben considerar la financiación para el seguimiento de algunos de ellos tras 25 años de actividad.
Luego están los detalles: hay demasiado énfasis en el retraso del crecimiento (baja talla para la edad) y menos en el adelgazamiento o emaciación (bajo peso para la talla). De hecho, esto último se constituye en un importante factor para el retraso en el crecimiento, por lo que tiene relevancia. Pero debemos tener más interés en el adelgazamiento por sí mismo, ya que es una condición tan grave como el retraso en el crecimiento, y disminuye mucho más lentamente.
¿Cómo podemos conseguir aportes de las partes interesadas del sector privado, sin ceder el control de la agenda de salud pública? El campo está pidiendo a gritos una revisión del panorama de la nutrición y el sector privado que ponga de relieve áreas de consenso y desacuerdo, y cómo sacar provecho de la primera –medida con evaluaciones independientes— y minimizar y posteriormente controlar la segunda.
Por último, clima y nutrición. El informe guarda un relativo silencio sobre este aspecto, pero es un área emergente y este es un año importante para negociaciones sobre el clima. Por el lado de la mitigación, una idea es formar nuevas alianzas bajo la bandera de las dietas sostenibles y saludables. [4] Con alianzas o sin ellas, ¿cuáles son los instrumentos de política que nos conducirán a estas dietas sostenibles? Y por el lado de adaptación, ¿que deberían estar haciendo de forma diferente los programadores de nutrición en un contexto de mayor incertidumbre climática?
Estas son interesantes preguntas de investigación, y hay otras. Son desafiantes, pero se necesitan respuestas. ¿Qué más podría desear un investigador?
El autor, Lawrence Haddad, es investigador senior del Instituto Internacional de Investigaciones sobre Política Alimentaria y ex director del Instituto de Estudios para el Desarrollo. Es co-presidente del Grupo de Expertos Independientes del Informe Mundial de Nutrición. @l_haddad
La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net.
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Referencias
[1] Global nutrition report 2014 (International Food Policy Research Institute, November 2014)
[2] Anuradha Joshi Do they work? Assessing the impact of transparency and accountability initiatives in service delivery (Development Policy Review, August 2013)
[3] John Hoddinott and others Effect of a nutrition intervention during early childhood on economic productivity in Guatemalan adults (The Lancet, February 2008)
[4] David Tilman and Michael Clark Global diets link environmental sustainability and human health (Nature, November 2014)
Expertos coinciden en que el informe identifica y plantea una serie de preguntas relevantes para la ciencia y investigación en este campo. (Foto G.I.).