El personal de salud de las américas, el más afectado por pandemia comparado con sus pares en el mundo. Según OPS, trabajadores de salud del continente representan uno de cada siete casos de fallecimientos por COVID-19. Numerosos países de la Región carecen de equipos médicos, insumos y adecuada capacitación.
Muchos países de América Latina no brindan las garantías de bioseguridad y equipos de protección personal a sus trabajadores de salud.
Mientras en Chile casi el 70 por ciento de trabajadores (as) de salud está preocupado por contraer la COVID-19, en Perú y México sus pares se movilizan ante la falta de equipos de protección personal (EPP). En Argentina, el agotamiento del personal sanitario es denunciado por agrupaciones científicas que piden a la población extremar cuidados para frenar el aumento de casos.
Situaciones como estas, que confrontan numerosos países de la región, han motivado que el personal de salud de las américas sea el más afectado en todo el mundo por la pandemia.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ese sector tiene ya más de 570.000 enfermos y alrededor de 2.500 fallecidos. Del total de ese grupo, el 72 por ciento son mujeres; y la mayoría tiene entre 30 y 49 años.
“Este virus permanecerá con nosotros durante los próximos años, por lo que es fundamental que brindemos a los trabajadores (as) de salud el apoyo y los recursos que necesitan para curar a los enfermos y ayudarnos a superar esta pandemia. Nuestra propia capacidad para responder a la pandemia depende de ello”, señaló Carissa Etienne, directora de la OPS en rueda de prensa (2 de setiembre).
En la región de las américas, se registran en total casi 4.000 muertes diarias a causa de la pandemia.
La protesta del personal sanitario se hace sentir en varios países. En Perú, los médicos paralizaron sus actividades el 26 de agosto DEL 2020 demandando equipos médicos e insumos para enfrentar la COVID-19, que hasta ese día había causado la muerte de 146 colegas.
En México la denuncia pública de falta de EPP, capacitación y personal idóneo no cesa desde el inicio de la pandemia.
Con una de las más altas cifras del mundo de trabajadores (as) sanitarios muertos por COVID-19, los trabajadores (as) de salud representan uno de cada siete casos, según la OPS.
Ante la inminente reapertura en México de hospitales y centros de salud para atender otras patologías, además de COVID-19, Blanca Murillo Ortiz, de la Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social, sostiene que es necesario “implementar nuevas medidas de protección para el personal de salud ─acompañadas de una perfecta y organizada planeación y administración de los recursos─, el uso de telemedicina y otras tecnologías virtuales para minimizar el tránsito en los hospitales”.
Según datos recabados por la OPS en 19 países de la región, la situación varía de un país a otro, al igual que el modo de registrar la información, los lapsos y la mecánica de los testeos.
Brasil es el segundo país más afectado (después de Estados Unidos de América) con más de 1.212.430 trabajadores de salud con sospecha de COVID-19 por presentar síndrome gripal, con el 22 por ciento de ellos confirmado. Le sigue México (con casi 100.000 casos confirmados), Argentina (más de 16.000), Colombia (casi 8.000), Paraguay (más de 600) y República Dominicana (casi 300).
A los riesgos de infección a los que están expuestos los profesionales de la región, se suma el impacto psicológico.
Una encuesta realizada en Paraguay indicó que más del 40 por ciento del personal se siente ansioso, un tercio experimenta depresión y más de una cuarta parte sufre de insomnio como resultado de la COVID-19, comentó la directora de la OPS.
“Este estrés, que afecta su trabajo y sus relaciones, se ve agravado por el estigma y la discriminación. Hay casos documentados de trabajadores (as) de salud que se sienten aislados de sus amigos o incluso su familia, que los evitan por temor a enfermarse”, sostuvo Etienne.
Murillo Ortiz señala que “es importante fortalecer el sistema de salud, atender la gran necesidad de salud mental y física. Los trabajadores (as) sanitarios entran a una fase de cansancio, ansiedad, depresión y aún queda mucho por resolver; el virus SARS-COV2 aún sigue contagiando a gran parte de nuestra población y estamos perdiendo vidas que fueron entrenadas para procurar la salud”.
En Argentina, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires publicaron cartas abiertas advirtiendo sobre el deterioro del sistema sanitario.
“La principal ayuda para aliviar al personal de salud debe ser la responsabilidad de la población en la aplicación estricta de medidas de protección contra los contagios”, dijo a SciDev.Net Carlos Guzzetti del Colegio de Psicoanalistas, en Buenos Aires.
“Los diversos relatos construidos sobre la pandemia en el país, así como las reales necesidades económicas y sociales, fomentan un comportamiento social irresponsable, que desmiente las evidencias sanitarias”, opina Guzzetti.
Ese Colegio señaló mediante un comunicado que “ante situaciones traumáticas se disparan mecanismos primitivos del funcionamiento psíquico como el rechazo de la percepción de los datos de la realidad y el negacionismo”, lo que explicaría el motivo del relajamiento de las medidas.
Guzzetti destaca que el cuidado del personal sanitario debe incluir también el aspecto económico, “reconociendo el enorme esfuerzo y dedicación y el estado de vulnerabilidad en que se encuentran”.
Con más de un millón de trabajadores (as) de salud de Brasil bajo sospecha de tener COVID-19, es el segundo país más afectado (después de Estados Unidos de América) en las américas.