Noticias

Zopilotes, iguanas y zorros son los que más mueren en carreteras

Patricia Blanco Picado
17. 10. 14

¿Qué haría usted si le construyeran una carretera en medio de su casa? Eso es lo que hacemos los seres humanos con el resto de especies de animales. Abrimos carreteras en medio del bosque que contaminan y producen mucho ruido y que, además, provocan la muerte de gran cantidad de animales en las vías del país.

Una de las especies con mayor mortalidad en las rutas de Puntarenas es la iguana, seguida del zorro pelón y el oso hormiguero (foto Laura Rodríguez).

Con el fin de contabilizar cuántos animales y de cuáles especies mueren en las principales carreteras de la provincia de Puntarenas, el M.Sc. Carlos Pérez Reyes, investigador de la Sede del Pacífico de la Universidad de Costa Rica (UCR), realizó un estudio en el período 2012 y 2013 con la colaboración de estudiantes de la carrera de Turismo Ecológico.

La investigación abarcó las vías 17, 23, 27, 34 y 2, que comprenden desde Orotina hasta Paso Canoas, en la frontera con Panamá.

Según Pérez, la ecología de caminos es una disciplina con poco desarrollo en el país, aunque enfatizó que es muy necesaria debido a que existe gran cantidad de fauna silvestre asociada a las carreteras.

“Los impactos que generan las carreteras en los animales son múltiples, especialmente la fragmentación de su hábitat por la necesidad de trasladarnos y de mover los productos de un lugar a otro. Se parte la montaña sin considerar que allí hay muchos animales que viven”, expresó.

Para la recolección de la información, los investigadores realizaron 15 viajes en vehículo a una velocidad menor a los 60 km/h y recorrieron en total 650 kilómetros. Trabajaron desde las 5:00 a.m. a las 7:00 p.m. y cuando encontraban un animal muerto en la vía, anotaban la posición geográfica, la fecha, la hora y la velocidad permitida. 

Además, midieron a los animales y establecieron el sexo y la madurez: si se trataba de un adulto o de uno juvenil.

Pérez explicó que en el análisis de la información establecieron la correlación entre la mortalidad de los animales con el volumen de tráfico de vehículos, analizaron los animales muertos por kilómetro por año y relacionaron la categoría de carretera con el nivel de mortalidad.

Los resultados

En total, se identificaron 155 individuos muertos durante un año, distribuidos en 33 especies, 23 familias, 13 órdenes y cinco clases, para un promedio de 0,014 individuos muertos por día.

De todas las rutas, la 34 (que va desde el peaje de Orotina hasta Palmar Norte) es la que arrojó mayor mortalidad de fauna silvestre. El 95 % de los animales muertos se encontraron en esta carretera.

Los animales que más mueren son los mamíferos, que representan el 41,83 % del total de las muertes. Les siguen los reptiles con el 23,53 % y las aves con el 32,68 %. En menor cantidad mueren los anfibios con 1,31 % y los malacostracos (cangrejos) con 0,65%.

Las especies que más atropellos y muertes sufren son, en orden descendente: el zopilote (Coragyps atrattus), la iguana (Iguana iguana), el zorro pelón (Didelphis marsupialis) y el oso hormiguero (Tamandua mexicana). Las cuatro representan el 60 % de todos los animales muertos.

Otro de los resultados del estudio es que los animales mueren más en horas de la madrugada, principalmente en rutas rectilíneas, en donde el límite de velocidad permitida es de 60 km/h y en altitudes no mayores a los 50 metros sobre el nivel del mar.

“La alta velocidad es la responsable de los atropellos, por eso es que mueren más animales en línea recta, en donde los conductores se sienten más seguros y manejan más rápido”, indicó el investigador.

Durante los meses de noviembre, enero y abril, época en la que aumenta la afluencia de turismo al Pacífico central y sur, se produce la mayor cantidad de atropellos. Estos también son mayores en las áreas boscosas y de cultivos.

“Más vehículos en una zona en donde normalmente no pasan, genera un impacto importante en los animales. Ellos se acostumbran a cierta cantidad de carros, pero si les varían las condiciones, vienen los problemas”, indicó Pérez.

Otro dato del estudio es que la mayoría de los animales que mueren son adultos, especialmente los machos. Ello se debe a que los adultos tienen movimientos más lentos y torpes; además, los machos se desplazan en busca de pareja y de alimento.

Una de las conclusiones del estudio es que existe un subregistro de los animales atropellados, debido a que algunas veces los cuerpos de estos desaparecen rápidamente de la carretera, lo que dificulta hacer una lectura completa de la situación.

Algunas soluciones

La población puede contribuir a reducir las muertes de fauna silvestre en las vías, porque según el investigador de la Sede del Pacífico, “cada animal tiene una función importante en el ecosistema” y, por lo tanto, “cada muerte provoca un desequilibrio en la naturaleza”.

En otros países se han creado mecanismos para tratar de paliar esta situación, los más efectivos han sido la colocación de vallas, reflectores para espantar a la fauna y barreras olfativas.

En Costa Rica se han colocado cuerdas aéreas con vegetación para el paso de los monos y alcantarillas que cruzan las rutas, pero aún falta mucho por hacer, como señalizaciones, más pasos y monitoreos permanentes. En ese sentido, en próximas visitas Pérez y sus estudiantes distribuirán información de sensibilización e información a los conductores.