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UCR contribuye a desarrollar protocolo para el diagnóstico del COVID-19 hecho en Costa Rica

Manrique Vindas Segura
24. 04. 20

La Universidad de Costa Rica (UCR) aporta científicos (as) y centros de investigación para colaborar en el consorcio nacional que busca crear un protocolo de la prueba diagnóstica de la enfermedad COVID-19 causada por el nuevo coronavirus SARS CoV2.

En la conferencia prensa del 23 de abril sobre el coronavirus, el director del CENIBiot, Dr. Randal Loaiza, explicó cómo un equipo científico multidisciplinario tratará de que Costa Rica posea su propio protocolo de prueba para detección de COVID-19.

Varias entidades públicas y privadas se han unido para echar a andar este ambicioso proyecto que busca eximir a nuestro país de los vaivenes del mercado internacional, donde actualmente todos los países compiten por materiales y equipos para combatir la pandemia.

Las pruebas diagnósticas y los reactivos químicos para realizarlas, no están exentos de esta competencia mundial, lo cual eventualmente podría generar problemas de aprovisionamiento.

Previendo que la situación podría agravarse, nuestro país no se ha quedado de brazos cruzados y ha echado mano del talento nacional, de la capacidad y preparación de los científicos de las universidades públicas.

Universidades de CONARE

La investigación se lleva a cabo en el Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas (CENIBiot), que es un laboratorio del Centro Nacional de Alta Tecnología (CeNAT) del Consejo Nacional de Rectores (CONARE), organización que agrupa a las cinco universidades públicas del país.

Con el CENIBiot colabora un equipo transdisciplinario de otros laboratorios y centros de investigación de las universidades públicas.

De la UCR participan el Centro de Investigaciones en Productos Naturales (CIPRONA), el Centro de Investigaciones en Biología Celular y Molecular (CIBCM) y el Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (INIFAR).

Por su parte, del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), conocido como TEC, participa el Centro de Investigación en Biotecnología (CIB).

Con ellos colabora también el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) del Ministerio de Salud.

Por parte de la UCR participan en el equipo científico el Dr. Randall Loaiza Montoya, director del CENIBiot e investigador del INIFAR; el Dr. Max Chavarría Vargas, investigador del CENIBiot y del CIPRONA, y Alfonso García Piñeres, investigador del CIBCM.

En representación del TEC forman parte del equipo científico el Dr. Emanuel Araya Valverde y la Dra. María Clara Soto Bernardini.

De la Universidad Nacional (UNA), integra el equipo el Dr. Anibal Mora Villalobos, profesor de la Escuela de Química de esa Universidad e investigador del CENIBiot.

También como investigador del CENIBiot participa el Dr. Roberto Avendaño Madrigal.

Todos estos investigadores (as) son expertos (as) en biología molecular, fisiología, virología, microbiología, genética y biotecnología.

En el desarrollo de pruebas locales para la detección de COVID-19, trabaja el CENIBiot-CONARE, junto con el CIPRONA, el CIBCM y INIFAR de la UCR, así como el CIB del TEC, la Escuela de Química de la UNA y el INCIENSA del Ministerio de Salud. (Foto UNED)

Gran reto

El director del CENIBiot, el Dr. Loaiza explicó que “la detección del virus por medio de RT-PCR consiste en tres pasos que son: la extracción de material genético viral, retrotranscripción y detección. Técnicamente es posible sustituir componentes, reactivos o tecnologías para esos pasos, por otros que tienen una menor presión de demanda en el mercado mundial y presumiblemente de más fácil acceso”.

El experto detalló que “el gran reto está en lograr que la sensibilidad y especificidad clínica de un protocolo alternativo, sea comparable con la de los kits comerciales. Para lo cual se conformó un equipo de trabajo y una red de apoyo logístico grande que nos permitirá acelerar el proceso de prototipado y prueba para poner los resultados al servicio de las autoridades competentes lo antes posible”.

El Dr. Loaiza explicó que el estudio consta de tres etapas: La primera es el desarrollo del método alternativo de detección, la segunda la validación clínica del protocolo y la tercera es la automatización y transferencia tecnológica, que incluye sistematización y publicación de un protocolo de acceso libre, disponible para otros laboratorios de América Latina.

En este sentido, el Dr. Loaiza aclaró que sustituir en un 100% los “kits” de diagnóstico del nuevo coronavirus existentes en el mercado internacional, sería imposible en un corto plazo, pero sí se podrían sustituir algunos reactivos por otros más accesibles, se podrían mejorar o suplantar etapas y procedimientos y adaptar mejor las pruebas diagnósticas a la realidad costarricense de manera que sean más eficientes.

Con ello se logrará fortalecer las capacidades del país para la generación de un protocolo fácil, accesible y alternativo a los “kits” comerciales que se utilizan en la detección del nuevo coronavirus, al cual las autoridades puedan recurrir en caso necesario y así reducir la dependencia del extranjero.

La sustitución total de las pruebas importadas, sería una meta final a alcanzar en un plazo más largo, ya que requiere mucha investigación y validación de los diagnósticos para garantizar su efectividad.

Además del CENIBiot-CONARE y las universidades públicas, colaboran otros actores como la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR) y la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER), los cuales apoyan al equipo de investigación buceando en el mercado internacional para conseguir los materiales y reactivos que se requieren.

Para la primera fase de este proyecto, la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU), por medio de su Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD aporta $37.500. Como contrapartida, $170.000 son aportados en especie por el CENIBiot y los centros de investigación de las universidades públicas en acceso a los modernos equipos de sus laboratorios y el tiempo para investigación de sus científicos.

Prototipado de hisopos

Una parte importante de la prueba diagnóstica del coronavirus es la toma de la muestra de los pacientes, la cual se realiza con una especie de aplicador largo y delgado en cuya punta porosa se recoge la muestra en la nasofaringe, hasta donde se inserta el hisopo a través de las fosas nasales.

Estos hisopos también podrían escasear debido a la competencia en el mercado mundial por adquirirlos. Para evitar un eventual desabastecimiento en el país, la UCR en unión con laboratorios privados y la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), impulsa un proyecto para producirlos localmente.

Actualmente en la UCR, expertos (as) de la Facultad de Ingeniería están diseñando prototipos diferentes de hisopos, los cuales serán probados por los laboratorios dentales privados, “Cleo Dental” y “XYZ Soluciones”.

Los prototipos de hisopos que muestren mejor rendimiento, serán enviados al Laboratorio de Virología y a la Sección de Servicio de Laboratorio de la Facultad de Microbiología de la UCR para que sean probados nuevamente y escoger los que mejor se adapten a las necesidades de las pruebas que se realizan en el país. Ya algunos prototipos se encuentran en esta etapa.

Finalmente, los prototipos que demuestren mejor idoneidad serán enviados a la CCSS, donde se seleccionará el más idóneo a utilizar por esa institución.

Los involucrados en la investigación estiman que en un plazo de un mes ya se podrían estar fabricando masivamente los hisopos, para lo cual ya varias empresas nacionales manifestaron su interés en escalar la producción a nivel industrial.

Estos son algunos de los prototipos de hisopos fabricados en impresoras 3D en la Facultad de Ingeniería y sometidos a pruebas en la Facultad de Microbiología de la UCR. (Foto ODI)