El problema del matonismo o acoso escolar ha alarmado a la sociedad costarricense debido a los últimos casos graves de este fenómeno revelados en escuelas y colegios. Incluso, en el caso del Liceo de Costa Rica, se sospecha que pudo haber costado la vida a un estudiante.
El acoso escolar tiene múltiples causas y para reducirlo o eliminarlo es necesaria la participación activa de la familia, las instituciones educativas y la comunidad. Foto: http://otrasvoceseneducacion.org
En el Ministerio de Educación Pública (MEP) se han dado algunos pasos para tratar de paliar este flagelo que azota a escolares y colegiales. Para ello elaboró un “Protocolo de actuación en situaciones de bullying”, dirigido a los (as) docentes.
Hasta ahora, los esfuerzos que se han hecho en el país para enfrentar este problema, han sido dirigidos a los (as) docentes, depositando en ellos (as) la responsabilidad para intervenirlo.
Profesores (as) y maestros (as) han sido señalados (as) como los que deben tomar medidas para frenar las acciones agresivas que ejercen los (as) estudiantes en escuelas y colegios.
Quizás por la errónea visión de que al denominarse “acoso escolar” o “matonismo escolar”, es únicamente en el marco del centro educativo donde deben tomarse las acciones para enfrentar el problema.
La investigadora de la Escuela de Orientación y Educación Especial de la Universidad de Costa Rica (UCR), la M.Sc. Hannia Cabezas Pizarro, ha estudiado desde el año 2006 el problema del acoso o matonismo escolar en el país, también conocido por la denominación inglesa de “bullying”.
Actualmente se encuentra trabajando en su última investigación sobre el tema que se titula “Propuesta para la creación de un protocolo para abordar desde la familia el maltrato en el aula en conjunto con los docentes”.
En este estudio la M.Sc. Cabezas señala que la violencia es un fenómeno que no debe abordarse solo desde el aula, pues dice que “también en él convergen la problemática social, las relaciones familiares, el contexto en donde se desenvuelven los niños y las niñas, los patrones de crianza, así como el entorno inmediato.
Todos estos aspectos son responsables directos de la insatisfacción y frustración de los moradores de un país. Si un lugar en donde viven las personas se caracteriza por los actos de violencia, entonces se gesta una violencia estructural que tiende a reproducirse.”
A raíz de esta y otras investigaciones, la profesora Cabezas ha llegado a la conclusión de que es indispensable también trabajar con la familia para enfrentar los casos de violencia entre pares.
Como ejemplo señala que “muchos padres han escuchado sobre el término “bullying”, el que ya han incorporado como parte de su lenguaje cotidiano, pero no todos los progenitores tienen claridad acerca de si sus hijos están involucrados en estos actos, porque son muy pocos los estudiantes que lo comunican en sus hogares”. (VER RECUADRO)
En la propuesta del proyecto de investigación, la M.Sc. Cabezas señala que “los índices de violencia detectados en los centros educativos año con año han ido aumentando. Los datos relativos a lo que indican los victimarios, van desde el 17% en el 2006 al 15% en el 2017 y 26% en el 2014. Sin embargo la realidad del país se torna más alarmante cuando se muestran los porcentajes brindados por los estudiantes que han sido acosados por pares encuestados, para los mismos niveles educativos, en donde los datos se ubicaron entre el 32 y 41%”.
La investigadora señala que los actores llamados a intervenir los casos de violencia escolar entre pares, ya sea el Estado, las instituciones educativas o la familia, no deben permanecer como simples observadores, “sin involucrarse, mientras otros resuelven los comportamientos que presentan los (as) alumnos (as) en el salón de clases, so pretexto de no saber cómo abordarlo”.
Pero para ello señala que a estos actores debe dárseles “la instrucción pertinente y el asesoramiento necesario para realizar un trabajo eficaz en forma conjunta”.
Además deben suministrárseles las herramientas adecuadas que les permitan identificar el problema y ofrecer soluciones efectivas.
En cuanto al rol de la familia, la M.Sc. Cabezas es enfática en que “la influencia que ejerce el hogar en el comportamiento humano, es también de suma importancia para la intervención del maltrato entre pares.
“Se supone que es este el sitio llamado a velar por el bienestar de los hijos, tanto en el aspecto físico como emocional; asimismo porque se convierte en un ente facilitador para la educación a la que tienen derecho”.
Por esta razón, para dotar a los progenitores de herramientas para enfrentar el acoso o matonismo escolar, la investigadora elaborará, al finalizar su investigación, un protocolo para abordar desde la familia el maltrato en el aula entre pares.
El acoso escolar puede generar conductas antisociales entre los niños y jóvenes que lo sufren. Foto: https://www.emaze.com/
ACOSO ESCOLAR EN CIFRAS |
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Fuente: Informe parcial investigación: “Propuesta para la creación de un protocolo para abordar desde la familia el maltrato en el aula en conjunto con los docentes”.