En algunos países de Latinomérica el cáncer de mama causa la muerte de 13 por ciento de mujeres menores de 45 años. En la Región se han publicado sólo 27 artículos científicos sobre el tema entre 2005 y 2022. Brasil publicó doce artículos científicos y México nueve.
El acceso a tecnologías de diagnóstico precoz del cáncer de mama aún sigue siendo inalcanzable para muchas latinoamericanas.
En América Latina existe un “vacío de evidencia médica” sobre la atención que los servicios de salud brindan en relación con el cuidado del cáncer de mama, que no se circunscriben solamente al diagnóstico y tratamiento.
Así lo señalan investigadores (as) de Colombia, Nicaragua y Venezuela en una carta dirigida al director del International Journal of Surgery en la que advierten que la pandemia de COVID-19 retrasó diagnósticos y tratamientos, ocasionando un mayor vacío de información, y con ello, “una carga fantasma” en el abordaje del cáncer de mama en la región.
Este es el más frecuente de todos los tipos de cáncer diagnosticados en el mundo. En 2020, superó al cáncer de pulmón, con 2,3 millones de nuevos casos globales, lo que representa el 11,7 por ciento de todos los registrados, según el Observatorio Mundial de Cáncer.
En algunas áreas de la región, cerca del 13 por ciento de los decesos de mujeres menores de 45 años son ocasionados por esta enfermedad, en cuyo abordaje resulta clave el diagnóstico y la intervención temprana.
Para fundamentar su afirmación, los (as) autores (as) relevaron los trabajos científicos sobre “cuidados en cáncer de mama” en “países de Latinoamérica”, mediante una búsqueda en PubMed, que cuenta con más de 30 millones de citas. Hallaron sólo 27 artículos (el primero en 2005), siendo Brasil el país con más publicaciones (12), seguido de México (9). La misma búsqueda, aplicada a todo el mundo, arrojó 1.094 trabajos hasta 2022.
“Los cuidados requieren de la implementación de un programa sólido, eficaz y eficiente, que permita tamizar (identificar) a las personas con riesgo, realizar su seguimiento estricto, efectuar un diagnóstico precoz y establecer la opción de tratamiento más precisa, eficaz y segura posible, mediante un equipo multidisciplinario. Actuar sin ningún tipo de retraso y con disponibilidad de pruebas diagnósticas, entre otros ítems”, dijo a SciDev.Net Ivan David Lozada-Martinez, coautor de la carta.
Añadió que, cuando se implementa una intervención quirúrgica, “debe garantizarse un cuidado posoperatorio adecuado, seguimiento evolutivo estricto, acceso a medicamentos, insumos y tratamientos en los tiempos fijados de acuerdo a consensos internacionales, además de la cirugía plástica y reconstructiva, cuando corresponda, entre otros eventos”.
Al ser consultado sobre la situación en Venezuela, Antonio Reyes Monasterio, coautor de la misiva e investigador de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda Coro, del estado de Falcón de ese país, señaló que: “La crisis político-económica ha afectado los servicios de salud; desde hace más de un lustro se dejaron de publicar boletines epidemiológicos con información vital para la planificación sanitaria”.
“Los (as) pacientes con cáncer –añadió– no cuentan con la posibilidad de acceder al servicio de radioterapia, cirugía oportuna y segura o quimioterapéuticos de última generación para tratar sus patologías. Todo esto, unido a las consecuencias de la pandemia de COVID-19, es el escenario perfecto para el agravamiento de la crisis humanitaria por la cual atraviesa Venezuela”, opinó.
Blanca Murillo Ortiz, que no participó en la publicación e integra la Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica de la Unidad Médica de Alta Especialidad, del Instituto Mexicano del Seguro Social, coincidió con la apreciación de los (as) autores (as).
“Durante la pandemia, en México, la investigación quedó fuera de las estrategias y el presupuesto se redujo literalmente a cero. Los (as) investigadores (as) procuramos no perder el ritmo de trabajo y productividad; sin embargo, sí se vio afectado el diseño de nuevos ensayos clínicos”, afirmó a SciDev.Net.
Agregó que en 2021 los programas de tamizaje de cáncer de mama del Instituto Mexicano del Seguro Social efectuaron 289.348 mastografías, en mujeres de 40 a 49 años, y 812.760, en el grupo de 50 a 65 años, números que aún siguen siendo más bajos que en prepandemia (en 2019 se tamizaron 1,4 millones de mujeres).
Para Eduardo Cazap, presidente de la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica, la situación del cáncer de mamá y del cáncer en general, es variable y heterogénea en la Región, tal como lo es la situación social.
“Hay inequidades y déficit de atención, pero también, países con buen acceso a tratamientos y buena sobrevida, como sucede en Costa Rica, Uruguay, Chile y Argentina”, puntualizó.
Respecto de la incidencia de la pandemia, afirmó que el mayor impacto se registró en la prevención, tanto del cáncer como de otras enfermedades.
Lozada-Martinez, integrante del Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas del Capítulo Futuros Cirujanos de la Asociación Colombiana de Cirugía, opinó que es necesario que “los (as) autores (as) más representativos de la región generen un consenso donde evalúen la evidencia disponible y las necesidades más urgentes sobre el cáncer de mama, a fin de trazar una hoja de ruta viable y reproducible, sin vacíos, que pueda abordarse de forma progresiva”.
Y Cazap subrayó: “La Organización Mundial de la Salud (OMS) trabaja en el desarrollo de un modelo matemático que reunirá datos de alrededor de 190 países para estimar cuál va a ser la incidencia y mortalidad de cáncer en los próximos 5-10 años y planificar medidas. Sin duda, implicará el diseño de sistemas de salud resilientes, adaptables a situaciones especiales como terremotos y nuevas crisis”.
Costa Rica es uno de los países de América Latina que ofrece mejor acceso a tratamiento a las pacientes con cáncer de mama, junto con Uruguay, Chile y Argentina.