La revista Science acaba de publicar un especial que ofrece una mirada retrospectiva sobre los éxitos y fracasos en ciencia y política desde el inicio del COVID-19. Expertos (as) de todo el mundo ponen de relieve las lecciones extraídas y cómo este conocimiento nos puede ayudar a la hora de afrontar futuras pandemias.
Los (as) expertos (as) señalan como avances destacables la secuenciación que permitió identificar la variante ómicron en Sudáfrica; el desarrollo de la vacuna inyectable e intranasal de Covaxin en la India; y los ensayos de fluvoxamina para el tratamiento de este coronavirus en Brasil.
Este 11 de marzo del 2022 se cumplieron dos años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de COVID-19, causada por un nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
Con motivo de este aniversario, Science publica un número especial que, con artículos de investigadores (as) de todo el mundo, ofrece una mirada retrospectiva sobre los éxitos y fracasos en ciencia y política, lo que hemos aprendido hasta ahora sobre el virus y la enfermedad y cómo esto puede ayudar frente a futuras pandemias.
Durante 2020 vimos como el nuevo coronavirus se expandía por el mundo con consecuencias catastróficas. “Los (as) epidemiólogos (as) mostraron que la transmisión asintomática permitía que el SARS-CoV-2 escapara al control y que la edad avanzada era un factor de vulnerabilidad”, escriben los (as) autores (as) de la introducción a este especial.
Aun así, los (as) científicos (as) enseguida fueron capaces de secuenciar el virus y la estructura de la proteína "spike", lo cual permitió desarrollar distintas vacunas y terapias.
“Sorprendentemente, se desarrollaron varias vacunas y se distribuyeron miles de millones de dosis en menos de un año”, destacan los (as) expertos (as), encabezados por Caroline Ash, editora de Science.
Pese a todo lo avanzado aún quedan cuestiones por resolver, como una comprensión completa de las respuestas inmunitarias a las infecciones naturales y a las vacunas. También se necesita más investigación sobre el COVID-19 persistente y las razones por las que algunas personas sucumben a la enfermedad aguda, subrayan.
“Nuestro mayor fracaso —advierten— ha sido la distribución desigual de las vacunas, las terapias y sus tecnologías. Tampoco debemos olvidar que la desinformación y la mala gestión durante la pandemia han sido responsables de las muertes de tantas personas como en una guerra mundial”.
El COVID-19 ha sido la demostración más reciente de los efectos devastadores que las enfermedades zoonóticas —aquellas que pasan de animales a personas— pueden tener en poblaciones humanas.
En un artículo de perspectiva, Edward Holmes, experto en los mecanismos por los que los virus de ARN (ácido ribonucleico) saltan entre especies en la Universidad de Sídney (Australia), sostiene que es esencial determinar los factores que impulsan la aparición de dichas enfermedades e identificar las lagunas en nuestro conocimiento sobre ellas.
Aunque estas patologías han estado presentes en la humanidad desde el origen de las especies, los datos recientes indican que la aparición de nuevos virus zoonóticos en seres humanos, como el SARS-CoV-2, es cada vez más frecuente. Según Holmes, “si se entiende por qué y cómo surgen estas enfermedades en las personas, y se desarrollan sistemas para rastrear estas potenciales amenazas, será posible estar mejor preparados para prevenir o mitigar futuros brotes y pandemias”.
El rápido desarrollo de las vacunas contra el COVID-19 ha contribuido a proteger a millones de personas de desarrollar la enfermedad grave, pero de forma muy desigual. Los países de ingresos bajos y medios se enfrentan a obstáculos considerables tanto para recibir como para distribuir las dosis.
“Para limitar la transmisión del virus, sus efectos devastadores y los riesgos de nuevas mutaciones es necesario que esto cambie”, señala Brad Wible, editor senior de Science, en la introducción a un artículo de varios (as) investigadores (as) en el que se destacan la ciencia y las innovaciones desarrolladas en estos países para acelerar el fin del COVID-19.
Entre los avances, estos (as) expertos (as) destacan la secuenciación que permitió identificar la variante ómicron en Sudáfrica; el desarrollo de la vacuna inyectable e intranasal de Covaxin en la India; y los ensayos de fluvoxamina, un fármaco existente reutilizado para el tratamiento de este coronavirus en Brasil.
En el especial de Science, un grupo de investigadores (as) tratan en un artículo sobre otro tipo de desigualdad en la pandemia: la de género. Resaltan el hecho de que la enfermedad del COVID-19 y los controles sociales utilizados para mitigar su propagación hayan tenido efectos más perjudiciales en la seguridad, salud, bienestar, protección y oportunidades económicas de mujeres y niñas.
“El aumento de las desigualdades de género debido al COVID-19 ha reforzado la importancia de invertir en una protección social que tenga en cuenta las cuestiones de género como respuesta política clave para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la pandemia”, destacan los (as) investigadores (as).
“La comunidad mundial de epidemiólogos (as) y biólogos (as) evolutivos (as) ha avanzado mucho en la comprensión de la compleja y cambiante dinámica del SARS-CoV-2 desde que se iniciara la pandemia”, dicen los (as) autores (as) de una revisión publicada en este especial.
En su artículo, los (as) firmantes revisitan las cuestiones a las que se enfrentaron los (as) epidemiólogos (as) a medida que se expandía el virus. Entre otras, el papel clave que la modelización matemática y los análisis cuantitativos de los datos empíricos han desempeñado para abordar estas cuestiones y, en última instancia, comprender y controlar mejor la pandemia.
Las medidas adoptadas contra una enfermedad infecciosa pueden ser eficaces contra otras, como se ha demostrado con las adoptadas contra el COVID-19, dice en un editorial Christina Pagel, investigadora del Departamento de Matemáticas de University College London.
Gracias a estas medidas, “la gripe casi desapareció del mundo en el primer año de pandemia”, señala Pagel. Este invierno “muchos esperaban una reaparición, pero en Reino Unido, donde se mantuvieron medidas como el uso de mascarillas, el teletrabajo y la reducción de los contactos sociales, los ingresos hospitalarios por gripe se redujeron un 10 % frente a periodos equivalentes en los dos años prepandémicos”, subraya la experta.
“Está claro —añade— que la carga invernal anual de enfermedades respiratorias no es inevitable. Más bien, la cuestión es hasta dónde quiere llegar la sociedad para reducirlas. Por lo tanto, cabría preguntarse si en lugar de pedir que se vuelva a la normalidad, no deberíamos plantearnos si lo normal es mejorable”, concluye.
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Referencia:
“COVID-19 Retrospective Special Issue”. Science (10 de marzo, 2022).
Con motivo del 2° aniversario de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de COVID-19, la revista Science publicó un especial sobre los éxitos y fracasos al enfrentala.