La variante ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 es resultado de la desigualdad en la vacunación a nivel mundial. Cerca del 55 por ciento de la población latinoamericana ya está inmunizada. Pedidos de África de más vacunas han dio ignorados por las naciones ricas a pesar de las advertencias.
Las vacunas anti COVID-19 aún tienen una escasa cobertura en países de bajos ingresos.
Durante una sesión especial en la Organización de Naciones Unidas (ONU) realizada el 29 de noviembre del 2021, se hizo hincapié en que “ningún país puede vacunar para salir de la pandemia por sí solo” y que “ninguna región, ningún país, ninguna comunidad, ni ningún individuo está a salvo hasta que todos estemos a salvo”.
Desde Kochi (India), el epidemiólogo Said Manu Raj, recordó a SciDev.Net que “África estaba pidiendo vacunas y ninguno de los países ricos escuchó; simplemente acumularon más de lo que necesitaban. Cualquier país que se retrase en la vacunación probablemente producirá más mutaciones”.
“Ahora, la madre naturaleza se lo está devolviendo a esos oídos sordos. El mundo tendrá que ser más equitativo o seguiremos viendo cosas malas”, dijo Raj, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Amritha, Kochi.
En América Latina 55 por ciento de la población está inmunizada. Hasta el 8 de diciembre del 2021 Chile había vacunado al 85 por ciento de su población, seguido por Cuba (82 por ciento), Uruguay (77 por ciento), Argentina (67 por ciento), Brasil (64 por ciento) y El Salvador (63 por ciento).
Sin embargo, muchos países de la región también están mostrando bajas tasas de vacunación. “Tuvimos dificultades de acceso desde el principio”, comentó a SciDev.Net Jarbas Barbosa da Silva, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Guatemala, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Nicaragua y Haití muestran una cobertura por debajo del 20 por ciento, dijo Barbosa, y agregó que durante las primeras etapas, los países ricos habían acaparado toda la producción de Pfizer y Moderna, ignorando a COVAX, mecanismo global creado para garantizar la distribución equitativa de las vacunas anti-COVID-19, dirigido por Gavi, la Alianza de Vacunas.
“Este año América Latina debería haber recibido 80 millones de dosis de esa empresa (AstraZeneca), pero no recibió ni el 10 por ciento”, señaló Jarbas Barbosa da Silva.
“COVAX no pudo apalancar su capacidad de negociación, que debería haber sido la suma del poder adquisitivo de varios países”, dijo Felipe de Carvalho, coordinador de campaña de acceso de Médicos Sin Fronteras, Brasil.
Dado que continúan las demoras, los países latinoamericanos han recurrido a fabricantes en Rusia (Sputnik V) y China (Sinovac, Sinopharm), y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) está trabajando con instituciones públicas y privadas en Argentina y Brasil para desarrollar vacunas de ARNm como parte de una estrategia para reducir su vulnerabilidad y dependencia.
A fines de noviembre se registraron los dos primeros casos de ómicron en Brasil —el primer país en América Latina donde ha sido detectada—, lo que se suma a la preocupación por la rápida propagación de la nueva variante, especialmente en países de la Región con bajas tasas de vacunación.
ómicron, una variante que presenta 50 mutaciones —la mayoría de ellas en la proteína “espiga” (spike) que ayuda al virus a infectar las células humanas—, apareció a principios de noviembre de 2021. Desde entonces se ha extendido a 23 países, lo que ha obligado a muchos a volver a imponer restricciones de viaje, reforzar la vigilancia y estudiar la vulnerabilidad de la variante a las vacunas existentes.
India, donde a principios de 2021 surgió la altamente contagiosa variante Delta, aprendió por las malas las consecuencias de llegar tarde a las vacunas. Ese país, importante fabricante y exportador de vacunas, reaccionó ante Delta con vacunas gratuitas hasta el 21 de junio pasado. Para entonces, aproximadamente cuatro millones de personas habían muerto debido a que los hospitales estaban saturados y se agotaron los suministros de medicamentos esenciales y el oxígeno.
Sin embargo, las vacunaciones masivas de la India, que se encuentran entre las mayores campañas de este tipo en el mundo, tuvieron un efecto positivo. En un país que registró un promedio de 40.000 nuevos casos por día durante los meses pico de la segunda ola (entre abril y septiembre), ahora el número ha bajado a un promedio de 10.000 nuevos casos por día y sigue disminuyendo de manera constante.
Manohar Agnani, secretario adjunto del Ministerio de Salud del país, dijo en un seminario "web" el 12 de noviembre del 2021 que “casi 80 por ciento de la población [adulta] elegible en India ha sido vacunada contra COVID-19 con una primera dosis, mientras que 38 por ciento ha sido vacunada por completo”.
Según un comunicado oficial, hasta el 27 de noviembre del 2021, el Gobierno Central de la India había distribuido 1,3 millones de dosis en varios estados y tenía un "stock" de 221,7 millones de dosis.
Los primeros casos de infección por ómicron en ese país —un médico y un ciudadano sudafricano— fueron anunciados en conferencia de prensa el 1 de diciembre del 2021 por el Ministerio de Salud. Un funcionario dijo que no había motivo para el pánico porque “hasta ahora se encontró que todos los casos relacionados con ómicron tenían síntomas leves”.
“Para un país donde todas las personas están infectadas y la mayoría de las que quedan están vacunadas, no hay por qué temer”, sostuvo Raj. Las extensas encuestas serológicas de la India sugieren que 70 por ciento de los 1.300 millones de habitantes habrían adquirido anticuerpos de SARS-CoV-2 en abril.
“Si bien es inevitable que surjan nuevas variantes, como ocurre con la influenza, no está claro si todas presentarán el mismo riesgo que vimos con la Delta”, dijo Ramanan Laxminarayan, epidemiólogo, fundador y director del Centro de Dinámica, Economía y Política de Enfermedades en Washington DC.
“Los virus generalmente evolucionan en la dirección de una virulencia reducida y si eso sucede con el SARS-CoV-2, entonces podríamos ver la proliferación de una variante que es fácilmente transmisible pero que causa solo infecciones leves”, explicó Laxminarayan a SciDev.Net.
“Independientemente, nuestra mejor apuesta es aumentar la cobertura de vacunación, porque protege, al menos parcialmente, también contra nuevas variantes”, enfatizó.
India, obligada a suspender las exportaciones de vacunas en marzo, ha reanudado los suministros a otros países. El principal fabricante de ese país, el Instituto Serum de India, dijo en un comunicado de prensa el 26 de noviembre del 2021 que los primeros lotes de su vacuna COVISHIELD, fabricada bajo licencia de AstraZeneca, estaban en camino hacia países de ingresos bajos y medianos a través del programa COVAX.
Entre enero y marzo, la India había suministrado 72 millones de dosis a 96 países bajo la forma de subvenciones, ventas comerciales o mediante la instalación de COVAX.
Catherine Kyobutungi, directora ejecutiva del Centro Africano de Investigación de Población y Salud con sede en Nairobi, dijo que COVAX no cumplió con las expectativas de África, lo que obligó a los países a recurrir a las donaciones de los países ricos que tenían exceso de existencias.
“Estas donaciones son impredecibles y erráticas y muchos países han tenido que lidiar con períodos de demasiadas dosis y con falta de existencias”, precisó.
Según la OMS, nueve países africanos, incluidos Marruecos, Sudáfrica y Túnez, habían alcanzado el objetivo de tener al 10 por ciento de su población vacunada a principios de septiembre. A finales de mes, seis países más habían logrado o superado ese objetivo. Las islas Mauricio y Seychelles registraron más del 60 por ciento de su población vacunada.
Pero para Kyobutungi, ese objetivo es demasiado bajo para lograr la inmunidad colectiva contra el SARS-CoV-2. “Se necesita tener alrededor del 90 por ciento de la población completamente vacunada”, dijo.
Países como Burkina Faso, Gambia, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Madagascar, Níger, Sudán del Sur, Sierra Leona y Uganda tienen menos del uno por ciento de su población completamente vacunada, observó.
“África se ha visto defraudada por el resto del mundo. Al no tener su propia capacidad de desarrollo y fabricación de vacunas, ha quedado al final de la fila”, dijo Kyobutungi a SciDev.Net.
Nigel Garett, jefe de patogénesis e investigación de vacunas en el Centro para el Programa de Investigación del SIDA en Sudáfrica, dijo que la falla radica en que los países africanos “no son vistos como un mercado comercial por las empresas prominentes, especialmente las que producen vacunas de ARNm”.
Garett añadió a SciDev.Net que la incertidumbre acerca de la efectividad de la vacuna sobre las variantes de preocupación también retrasaron muchos lanzamientos de vacunas en África.
El nuevo objetivo de la OMS de vacunar al 40 por ciento de la población de cada país para fines de diciembre tiene muchas más posibilidades de éxito en las regiones del Mediterráneo oriental y América Latina que en África.
El “Objetivo de Diciembre” se considera un paso clave para la Estrategia de la OMS de lograr la vacunación mundial contra COVID-19, que tiene como meta cubrir al 70 por ciento de la población mundial para mediados de 2022.
De los 22 países de la región del Mediterráneo oriental de la OMS, siete lograron antes de tiempo el objetivo marcado para el fin de diciembre, mientras que otros siete están en camino de conseguirlo, dijo Amjad Al Khouli, asesor de epidemiología de la OMS en la región de Medio Oriente. Pero los otros ocho países de la región están luchando por ponerse al día, remarcó.
El éxito en la región del Mediterráneo oriental, con 679 millones de habitantes, se debe en gran parte a que las autoridades han estado combatiendo activamente una “infodemia” de noticias falsas, que inicialmente causó dudas sobre las vacunas entre muchos residentes.
Esa situación ahora ha cambiado, según un estudio regional reciente realizado en los 22 países, que mostró un alto nivel de aceptación de las vacunas anti-COVID-19.
Los conflictos en la región fueron otro asunto. “La principal razón de la situación en países que están lejos de lograr el objetivo, es la fragilidad de los sistemas de salud, el clima de conflicto y las repercusiones de diversas emergencias”, sintetizó Al Khouli.
También culpó al suministro insuficiente de vacunas debido a la distribución “injusta”, la mala logística y las dificultades para llevar las dosis de las vacunas a áreas geográficas inseguras. Los retrasos también han provocado que se venzan las vacunas, que son frágiles y tienen plazos de vigencia determinados.
La OMS, con la cooperación de los gobiernos de la región, ahora está haciendo esfuerzos para superar diferentes obstáculos, dijo Al Khouli. Por ejemplo, en las zonas de conflicto, un programa de “Diplomacia de la Salud” está aprovechando los períodos de alto al fuego para entregar vacunas y servicios de salud.
Estos esfuerzos dieron como resultado un aumento significativo en el suministro de vacunas hacia los países de ingresos bajos y de bajos a medianos en la Región durante el último trimestre, informó Al Khouli. “Un tercio de las dosis totales proporcionadas por COVAX a la región del Mediterráneo Oriental se han administrado durante las últimas cuatro semanas”, indicó.
Este artículo fue producido por la región de Asia y el Pacífico de SciDev.Net. y editado para adaptarlo a Latinoamérica.
Porcentaje de la población en países seleccionados totalmente vacunada contra COVID-19 (7 diciembre 2021)