Debido a que el SARS-CoV-2 es una infección viral y la enfermedad resultante suele ser leve en niños, no se espera que un infante con COVID-19 reciba antimicrobianos de forma rutinaria. Sin embargo, un estudio en cinco países de Latinoamérica halló que una cuarta parte de pacientes pediátricos diagnosticados con COVID-19 recibió antibióticos.
Estudio en cinco países de Latinoamérica detectó una alta tasa de prescripción de antibióticos en niños con COVID-19.
El grupo de investigadores obtuvo este resultado al analizar una muestra de 990 pacientes menores de 18 años —en igual proporción de hombres y mujeres— con diagnóstico de COVID-19 o síndrome inflamatorio multisistémico de México, Colombia, Perú, Argentina y Costa Rica.
“Si bien es cierto que algunos pacientes presentaron alguna infección concomitante o condición que sí requería uso de antibiótico, una gran proporción de los pacientes pediátricos no los necesitaba puesto que la sintomatología era causada por el SARS-CoV-2”, comentó a SciDev.Net a través de un correo electrónico la coordinadora del estudio, la médica y epidemióloga Adriana Yock-Corrales, del Departamento de Emergencias Pediátricas del Hospital Nacional de Niños “Dr. Carlos Sáenz Herrera” en San José (Costa Rica).
Los resultados, publicados en la revista Acta Pediátrica el 19 de marzo, indicaron además que la fuente de transmisión más común para el nuevo coronavirus fue uno de los padres (28,4% de los casos).
También confirmaron el bajo riesgo de complicaciones que genera este virus en la población pediátrica ya que del total de 303 (30,6%) niños que ingresaron al hospital, solo 47 (4,7%) requirieron ingreso en una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP).
Diferenciar una infección causada por bacterias de una provocada por virus no siempre resulta una tarea fácil para los médicos. Mucho menos en medio de una pandemia por un nuevo virus, cuyas manifestaciones en la población pediátrica no terminan aún por comprenderse.
Los autores reportaron la aparición de fiebre en 677 casos (68,4%); síntomas sugestivos de infección del tracto respiratorio en 466 (47,1%) y síntomas gastrointestinales en 301 (30,4%).
“Este resultado implica que la mayoría de los pacientes va a presentar fiebre, y en una muy baja proporción, los clásicos síntomas respiratorios esperados en esta patología. Para efectos de la pandemia hay que recalcar que el paciente pediátrico no siempre cumple con las definiciones de casos epidemiológicos para la infección por SARS-CoV-2 por lo que un alto índice de sospecha es necesario”, recalcó Yock-Corrales.
La principal preocupación para los autores de la investigación es que al administrar antibióticos a pacientes que no lo requieren se podría generar resistencia bacteriana y a la postre promover el nacimiento de las superbacterias, como se llama a aquellas que no pueden eliminarse con los fármacos existentes.
Este mismo fenómeno ha sido reportado en la población adulta. Pero Valerie Vaughn y sus colegas de la Universidad de Michigan reportaron, tras analizar una cohorte de 1.705 pacientes en varios hospitales, que la probabilidad de coinfección bacteriana en pacientes hospitalizados con COVID-19 era solo del 3,5% en el momento de la presentación.
A pesar de esto, el uso informado de antibióticos en pacientes hospitalizados con COVID-19 fue del 27% al 84%. Un resultado similar surge de un metaanálisis según el cual la proporción global de pacientes con COVID-19 con infección bacteriana fue del 6,9%, pero el 71,9% recibió antibióticos.
“La severidad de los pacientes con COVID-19 y las pocas opciones terapéuticas eficaces contra COVID- 19 inducen a la prescripción de antibióticos ante la sospecha de sobreinfección bacteriana”, comentó a SciDev.Net el infectólogo Carlos Álvarez, coordinador en Colombia de estudios sobre el COVID-19 para la Organización Mundial de la Salud quien publicó recientemente una reflexión sobre esta misma amenaza en la población adulta.
“Sin embargo, cada vez conocemos más que la coinfección bacteriana en pacientes con COVID-19 es rara en las fases iniciales y sólo en aquellos pacientes que permanecen varios días hospitalizados podrían ocurrir infecciones secundarias”, agregó.
Para el médico e infectólogo Iván Felipe Gutiérrez, de la Clínica Infantil Santa María del Lago en Bogotá (Colombia), un aspecto aún más preocupante del trabajo publicado por sus colegas es que “los antibióticos más frecuentemente prescritos fueron cefalosporinas, principalmente ceftriaxona, con un porcentaje superior al de penicilinas”.
La ceftriaxona se considera un antibiótico de amplio espectro y contribuye de manera importante a la selección y presión para aparición de patógenos resistentes a múltiples fármacos. “La aparición de este tipo de patógenos será otra de las consecuencias no deseadas de esta pandemia”, alertó Gutiérrez.
La principal preocupación para los autores de la investigación es que al administrar antibióticos a pacientes que no lo requieren se podría generar resistencia bacteriana y a la postre promover el nacimiento de las superbacterias.