Cuando la economía avanza, puede haber alguna expansión para la ciencia latinoamericana. Cuando el ciclo lleva a la contracción y a la caída de los productos brutos, la investigación lo siente casi inmediatamente.
Presentación de El Estado de la Ciencia. De izq. a der. Miguel Ángel Blesa, Presidente de la Asociación Interciencia; Fernando Galindo Rueda, OCDE; y Rodolfo Barrere, coordinador de la Ricyt. (Foto SciDev)
Así puede resumirse el comportamiento de la ciencia en la región según las cifras presentadas en el informe “El Estado de la Ciencia”, publicado por la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (Ricyt), con apoyo de Unesco, que analizó la inversión del sector entre 2007 y 2016.
Brasil, México y Argentina, los tres países que aglomeran casi el 90 por ciento de la investigación latinoamericana, muestran caídas significativas en su inversión tras más de una década de crecimiento: Brasil (alrededor del 2 por ciento), México (3 por ciento) y Argentina (10 por ciento).
No obstante, Brasil sigue siendo el único país que tiene una inversión por encima del uno por ciento del PBI. En conjunto, la inversión promedio en 2016 fue 0,67 por ciento en la región, que equivale apenas al 3,1 por ciento del total planetario.
Los países que sí lograron aumentar su inversión en el último año censado en I+D fueron: Paraguay, que registró el aumento mayor (150 por ciento); Uruguay (20por ciento), y Perú (alrededor del 8 por ciento).
“La inversión en América latina cayó por segundo año consecutivo, lo que constituye un cambio de la tendencia que había arrancado en el año 2000”, dijo a SciDev.Net Rodolfo Barrere, uno de los coordinadores del estudio, durante la presentación pública del trabajo, el miércoles 14 de noviembre en Buenos Aires.
Dentro de esa caída, el aporte de las empresas ha descendido incluso en términos relativos, al caer de 43 al 35 por ciento entre 2007 y 2016, mientras que los Estados en ese lapso pasaron de financiar el 51,88 por ciento regional al 58,62.
Para Fernando Galindo Rueda, analista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), “El Estado de la Ciencia es un documento de referencia para análisis y marcos de colaboración; sin estos datos, sólo se emiten opiniones sin base ni lenguaje común”.
Él destacó la “situación preocupante” de los últimos años en la región, debido a la caída del producto bruto interno y de la inversión en I+D.
Lidia Brito, experta en educación y directora de la Oficina Regional de Ciencias para América Latina y el Caribe de la Unesco, quien estuvo en la presentación, subrayó que esta información debe llegar a los decisores políticos “para cambiar la tendencia”.
Al igual que el año pasado, el informe también incluye las diferencias entre países de los pedidos de patentes. Chile y Colombia ostentan el mayor aumento porcentual: 419 y 193 por ciento respectivamente, mientras que Brasil y México repiten su buen desempeño con un aumento de 54 y 39 por ciento respectivamente. Argentina, en el otro extremo, descendió su producción en 17 por ciento.
Como novedad respecto a informes anteriores, en esta edición se incluyeron datos sobre las desigualdades de género que se dan en la región. Venezuela (61 por ciento), y Guatemala y Argentina con 53por ciento, son los países con más mujeres científicas, mientras que México y Chile con 33por ciento, y Perú (32 por ciento) tienen los indicadores más bajos.
En cuanto a publicaciones, Argentina tiene más representatividad femenina en el decil más productivo, con 43 por ciento de mujeres autoras entre 2014 y 2017, seguido de Brasil (40 por ciento) y Uruguay (36 por ciento).
El informe también incluye un estudio realizado por investigadoras de la Universidad de San Andrés de Argentina y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), liderado por Melina Furman, que propone cambiar la forma en que se enseñan las ciencias naturales en las escuelas primarias, mediante la realización de más experimentos y prácticas y menos discursos teóricos.
Descargue el documento “El Estado de la Ciencia”, de Ricyt.
Portada del Estado de la Ciencia 2018, publicado por la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (Ricyt), con apoyo de Unesco, que analizó la inversión del sector entre 2007 y 2016. (Imagen SciDev)