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Virus de la cuchara amenaza producción de tomate del país

César A. Parral
4. 09. 15

El Tomato Yellow Leaf Curl Virus (TYLCV, por sus siglas en inglés) o virus del rizado amarillo del tomate, trasmitido por la mosca blanca (Bemisia tabaci), constituye una seria amenaza para la producción de tomate del país, según investigaciones realizados por la Universidad de Costa Rica y el Servicio Fitosanitario del Estado del Ministerio de Agricultura (SFE-MAG).

 

El virus de la cuchara podría tener un gran impacto económico y social si no se controla y se buscan variedades resistentes. Esta imagen de una plantación de tomate del Valle Central muestra los estragos que produce el virus de la cuchara (TYLCV).

Las plantas de tomate (Lycopersicon esculentum) afectadas por el virus de la cuchara (TYLCV), se tornan amarillentas, las hojas presentan una reducción en la superficie y una curvatura hacia arriba que les da un aspecto acucharado, de ahí el nombre popular del virus; al mismo tiempo reducen su crecimiento y disminuyen la producción de fruta. Además, cuando las poblaciones de mosca blanca son muy altas, estas depositan sus excretas sobre las plantas y esto produce un hongo que dificulta la fotosíntesis (proceso que transforma la energía de la luz del sol en energía química), lo que también afecta la productividad de la planta.

El virus, que según los investigadores de la UCR parece estar relacionado con las cepas asiáticas, fue identificado por primera vez en el 2012 en una plantación de tomate de Grecia de Alajuela por un grupo de investigadores de la Universidad de Costa Rica liderados por M.Sc. Natalia Barboza Vargas, del Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (CIBCM), docente de la Escuela de Tecnología de Alimentos (ETA) y del Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (CITA).

Desde entonces, gracias a las condiciones climáticas y agroecológicas favorables, el patógeno comenzó a propagarse por el Valle Central y la Región Occidental del país. A finales del año pasado ya estaba presente en zonas productoras de tomate Alajuela y de la provincia de Heredia y actualmente se investiga en Zarcero y Naranjo.

Según estudios realizados por el Sistema Fitosanitario del Estado (SFE) con el apoyo de la Universidad de Costa Rica y la Asociación Nacional de Organizaciones Agropecuarias (ASOPROCONA), en los últimos meses del 2014 en la zona de Santa Bárbara de Heredia y lugares aledaños, el virus provocó pérdidas cercanas al 50% en las plantaciones de tomate, incluso en algunos lugares afectó hasta el 80% de las plantaciones.

Según Javier Barquero Soto, jefe de la Región Central Occidental del SFE del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), al inicio el impacto del virus fue grande y si bien luego se extendió a otros lugares, actualmente no está causando los estragos que provocó en Santa Bárbara de Heredia. “El impacto más fuerte de la plaga ya pasó, pero nosotros tenemos que aprender a convivir con las enfermedades”, enfatizó el funcionario.

Según informó la Ing. Ligia López Marín, Gerenta del Programa Nacional de Tomate del MAG, en Costa Rica hay más de 1000 hectáreas de tomate sembradas y poco más de 1000 productores de tomate que generan cerca de 54 mil toneladas métricas de tomate, principalmente para el consumo nacional, aunque una pequeña parte se exporta a algunas islas del Caribe.

El tomate se produce en diferentes lugares del país, sin embargo el 90% de la producción se concentra en el Valle Central. Las principales provincias productoras de tomate son Heredia y Alajuela, que aportan el 65% de la producción del país. Sin embargo esta fruta se cultiva también en San José, Guanacaste, y la Zona Sur, aunque en menor proporción.

Medidas de control

Según Barquero desde que las autoridades del SFE y del MAG tuvieron conocimiento del virus de la cuchara conformaron una comisión interinstitucional con la participación de la Universidad de Costa Rica e iniciaron un muestreo en el Valle Central y la Región Occidental del país para saber en qué lugares estaba presente el virus. El funcionario manifestó que en los próximos meses planean continuar el estudio en otras zonas tomateras del país, como la zona de Cartago, Pérez Zeledón, Guanacaste y otros.

Como parte de la estrategia para contener la enfermedad se organizaron reuniones y charlas de capacitación a los agricultores con expertos nacionales e internacionales en las zonas de influencia de doce agencias de extensión del MAG, se publicaron folletos y desplegables, un programa de radio y se introdujeron variedades tolerantes a la enfermedad. En lo que va del año el SFE ha invertido ¢38 millones de colones en el control de la plaga.

Nuevas variedades

Hasta ahora las medidas tomadas para contener la enfermedad parecen estar dando resultado, sin embargo estas son acciones paliativas de corto plazo. Hace cuatro meses el SFE y el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), con la colaboración de la UCR, iniciaron investigaciones y pruebas tendientes a buscar nuevas variedades de tomate resistentes a esta y otras enfermedades.

Según manifestó la Ing. Ligia López Marín, quien también es investigadora del INTA, una de las primeras acciones fue solicitar a la Oficina Nacional de Semillas una lista de genotipos aprobados y reportados como tolerantes al virus de la cuchara.

Se tomaron seis variedades propias (genotipos), tres variedades experimentales de la UCR y nueve variedades comerciales para conocer el grado de tolerancia que a al virus de la cuchara en parcelas ubicadas en Santa Bárbara y Barba de Heredia, dos de lugares donde la enfermedad se mostró con mayor agresividad el año pasado. Los primeros resultados se conocerán a finales del 2015.

En esta misma línea, el M.Sc. Carlos Echandi Gurdián, investigador de la Estación Experimental Fabio Baudrit Moreno de la UCR (EEFBM), confirmó que desde el año pasado colaboran con el SFE, el INTA y los productores de tomate porque les preocupa los efectos del virus en la producción de tomate del país y están en la mayor disposición de aportar variedades que han venido trabajando desde hace algunos años y que podrían utilizarse a un plazo relativamente corto.

“El INTA tiene materiales similares (a los de la UCR), lo que sucede es que no tiene una plataforma genética como para darle respuesta al productor en términos de dos o tres años.

“La UCR tiene materiales promisorios, experiencia y recurso humano para darle una respuesta en un plazo de dos años y medio al productor nacional, con un material acabado y debidamente valorado por los productores, que es el FBM17-3; un material con las mismas características agronómicas que los materiales importados que tiene tolerancia a la marchitez bacterial, característica que no ofrecen las variedades comerciales”

“Entonces le incorporaríamos la tolerancia al virus de la cuchara y ahí prácticamente tendríamos un material competitivo en interesante para el país. Ahora lo que ocuparíamos es financiamiento para pasar a la segunda etapa”. Según Echandi, el monto requerido oscilaría entre $50 mil y $60 mil dólares.

“La idea es darle al país una oportunidad para que solucione sus problemas sin que necesariamente tenga que recurrir a materiales importados”, agregó el experto de la UCR.

Más información con Natalia Barboza al correo-e: NATALIA.BARBOZA@ucr.ac.cr o a los teléfonos (506) 2511-2318 y (506) 2511-2312 o con Carlos Echandi al al corre-e: carlos.echandi@ucr.ac.cr o al teléfono (506) 2511-7760

RECOMENDACIONES DE LOS EXPERTOS

Para evitar que el virus de la cuchara se propague a otras regiones los expertos de la UCR y el MAG plantean algunas recomendaciones importantes:

-Aplicar las estrategias preventivas y erradicativas durante todo el ciclo de producción del cultivo dando prioridad a los primeros 45 días.

-Utilizar plántulas desarrolladas a partir de semillas certificadas y procedentes de viveros registros en el SFE.

-Utilizar trampas amarillas y verdes pegajosas, tanto para el monitoreo como el control de la mosca blanca.

-Mantener un buen control de malezas para evitar fuentes hospederas, tanto del virus como del vector (mosca blanca).

-Cuidar el manejo nutricional de manera que responda a las necesidades reales del cultivo.

-Usar variedades con genes de resistencia y evitar la siembra de variedades susceptibles al virus de la cuchara.

-Mantener vigilancia permanente eliminando plantas sintomáticas.

-Controlar la presencia de mosca blanca en los cultivos

-Evitar siembras escalonadas porque eso facilita una presencia permanente de la mosca blanca.

-Destruir los rastrojos de cultivos y residuos de plantas hospederas.

-Evitar utilizar la misma ropa y calzado cuando visita cultivos que la mosca utiliza para alimentarse.