Ciencia en el mundo

Universidad de Berkeley desarrolló aplicación

Teléfonos inteligentes pueden registrar movimientos sísmicos

Malen Ruíz de Elvira Madri+d
22. 04. 16

Una aplicación puede convertir su teléfono inteligente en un aliado para detectar terremotos y tomar medidas preventivas.

¿Le ha parecido en algún momento durante la noche que la cama se mueve? Es una experiencia bastante habitual en muchos países de Latinoamérica.

Comprobar que ha habido un movimiento sísmico, cuantificarlo e incluso disponer de un periodo mínimo de aviso es posible con solo mirar el teléfono, si se dispone de alguna de las aplicaciones que están surgiendo para convertir los móviles en sismógrafos.
Cualquier teléfono de los llamados inteligentes dispone de sensores, en miniatura, iguales básicamente a algunos de los que en los ámbitos científico y tecnológico se utilizan habitualmente.

Aprovecharlos para otros objetivos distintos de los previstos por los diseñadores de los móviles es un área en plena expansión. Un ejemplo son las aplicaciones para controlar actividades físicas, como hacer ejercicio o dormir.

Ahora llega el teléfono sismógrafo, que puede registrar los movimientos sísmicos. Además de ser una curiosidad interesante, el objetivo último es crear una red mundial de detección sísmica que complemente la existente de estaciones sísmicas fijas, especialmente en zonas mal cubiertas actualmente, como Nepal o Perú, según el Laboratorio Sismológico de la Universidad de Berkeley, que ha presentado el app My Shake.
La pregunta es cómo puede un teléfono medir un movimiento sísmico, y la respuesta es que contiene tres acelerómetros diseñados para conocer en todo momento la orientación del dispositivo, con el objetivo de mostrar la pantalla en horizontal o en vertical y para su uso en juegos.

Estos acelerómetros son mucho menos sensibles que los sismógrafos profesionales, pero pueden registrar terremotos de magnitud superior a 5 en 10 kilómetros a la redonda y lo que les falta en sensibilidad lo compensan con el enorme número de terminales disponibles.
Lo difícil es dar con el algoritmo adecuado que pueda distinguir entre las vibraciones normales y las correspondientes a terremotos, y eso es lo que han publicado los investigadores de Deutsche Telekom en la revista Science Advances.

Por ahora, lo único que hace la aplicación es determinar si es un terremoto, activar brevemente el GPS del teléfono para obtener su situación y mandar la información al centro de datos de la universidad.

Todavía queda mucho por hacer para validar esta tecnología y convertirla en una forma de alerta temprana útil para los habitantes de una zona. Ha habido otras iniciativas similares, sin usar app, que no han tenido éxito y también se está desarrollando la app Sismo Detector, un proyecto de investigación similar a My Shake, que se está utilizando ya en Latinoamérica. Lo importante es que el número de usuarios sea lo suficientemente grande en una zona.
La tecnología también puede servir para facilitar el acceso a los dispositivos pequeños, como los relojes inteligentes. Científicos e ingenieros de la Universidad de Washington están utilizando nada menos que el sonar para interactuar con las pequeñas pantallas.

Escribir o mover el dedo sobre una superficie cercana o incluso en el aire frente a la pantalla se traduce en órdenes para el reloj, incluso cuando hay tela de por medio.

La tecnología FingerIO convierte el reloj o teléfono en un sistema activo de sonar utilizando el micrófono y altavoz del dispositivo. El altavoz emite una señal no audible que rebota en el dedo y el eco lo registra el micrófono.

De esa forma se conoce continuamente la situación del dedo en el espacio. Según sus autores, puede detectar movimientos en dos dimensiones de los dedos con un error de solo 8 milímetros, lo que quiere decir que no hay que tocar el dispositivo para activar un botón o bajar o subir la información en la pantalla.
"Las señales acústicas son estupendas, porque las ondas de sonido viajan mucho más despacio que las ondas de radio utilizadas en el radar, no se necesita tanta banda ancha y todo es más simple", ha dicho Shyam Gollakota, director del proyecto, en una reunión científica de la Asociación de los Sistemas Informáticos (ACM).

Una vez más el truco está en desarrollar el algoritmo adecuado para hacer un sistema fiable. En el futuro está la posibilidad de seguir a varios dedos a la vez y ampliar la detección a tres dimensiones.
Pero los dispositivos móviles necesitan baterías, que es su talón de Aquiles. ¿Por qué no aprovechar la energía del cuerpo para recargarlos, se han preguntado ingenieros de la Universidad de Wisconsin? Su prototipo va situado en la suela de un zapato o zapatilla y recoge la energía que se gasta al andar. "En el ser humano caminar supone un montón de energía", dice Tom Krupenkin.

"Teóricamente se pueden producir hasta 10 vatios por zapato y esa energía se desperdicia en forma de calor". 20 vatios es suficiente para alimentar todo tipo de dispositivos móviles; un teléfono inteligente necesita 2 vatios. Este campo de investigación lleva mucho tiempo en desarrollo (recuérdese la estación de metro en Japón en la que se obtiene energía eléctrica de las pisadas de los viajeros sobre una placa) y no es nada fácil traducir directamente la energía mecánica en energía eléctrica.

Los ingenieros de Wisconsin han tenido que trabajar arduamente, y lo explican en la revista Scientific Reports, para combinar diversos fenómenos, utilizando un líquido, y conseguir esta conversión. Luego, vendrán los usos.

Una posibilidad es convertir la zapatilla en un nodo de wi-fi alimentado con la energía de andar, lo que alarga hasta 10 veces la duración de las baterías del móvil o tableta que se conecte a ese wi-fi.

La aplicación My Shake permite detectar movimientos sísmicos en zonas geográficas poco cubiertas con las tecnologías tradicionales. Por el momento solo se puede descargar en teléfonos Android. Foto: BBC