Ciencia en el mundo

México y Japón interesados en sumarse al proyecto con costo de unos €300 millones

Rusia y España avanzan en el telescopio ultravioleta que sustituirá al Hubble

Madri+d
28. 06. 19

Una vez desaparezca el Hubble, España y la Complutense tendrán un tiempo garantizado para realizar observaciones en un rango único.

Para desarrolar el proyecto del telescopio la Universidad Complutense y la Academia de Ciencias de Rusia han creado un centro de investigación en un edificio del campus de esta Universudad española. (Foto Madri+d)

Rusia y España avanzan en el diseño y construcción de un telescopio ultravioleta que será lanzado al espacio en 2025 y sustituirá al estadounidense Hubble cuando éste deje de operar tras más de tres décadas de servicio.

"Será el único telescopio ultravioleta después del Hubble. Nos permitirá explorar los exoplanetas (planetas situados más allá del sistema solar), estudiar la atmósfera de las estrellas y los vientos intergalácticos, e investigar las moléculas precursoras de la vida en el espacio interestelar", aseguró a Efe Ana Inés Gómez de Castro, investigadora principal del proyecto.

Se trata del Observatorio Espacial Mundial Ultravioleta (WSO-UV, según sus siglas en inglés) en el que participan los institutos de Astronomía, Ciencias del Espacio, Lébedev y Lávochkin por parte rusa, y la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el grupo de ingeniería y tecnología SENER, por parte española.

Una delegación española viajó a Moscú para cotejar apuntes con sus colegas rusos, visitar las instalaciones de Lávochkin en las afueras de la capital rusa y valorar el estado del proyecto, un hito en la cooperación científica entre Rusia y España.

Gómez de Castro y el resto del especialistas españoles se llevaron una impresión "muy positiva" con los progresos realizados y el compromiso mostrado por una potencia espacial como Rusia, más aún cuando las crisis económicas en ambos países ralentizaron en gran medida el proyecto.

"El 70 % ya está completado. Se puede decir que estamos en la recta final", destacó a Efe el director del Instituto de Astronomía, Mijaíl Sachkov.

Aunque el área es de acceso restringido, el Instituto Lávochkin abrió de par en par sus puertas a la delegación española y a Efe para mostrar, entre otras cosas, la cámara limpia de grandes impresiones creada ex profeso para el ensamblaje y alineamiento del telescopio, y la integración de la instrumentación, trabajos que deberían llevarse a cabo en 2021.

Es una instalación completamente aislada del exterior -tiene sus propios cimientos y su propio sistema de ventilación- para evitar el impacto en el telescopio de la contaminación, del ruido y del temblor provocado por el paso de los coches

"España es un buen socio. Su participación nos permitirá el acceso a la tecnología europea. Además, también nos ayudará en el control terrestre", dijo a Efe Alexandr Moishéev, el veterano constructor jefe en Lávochkin.

El científico ruso pronostica que el telescopio ruso-español será mucho más eficiente que el soviético Astron, que él diseñó y fue retirado en 1989, y también que el Hubble.

"Recibiremos una información de la zona ultravioleta mucho más precisa. Podremos mirar el cielo ultravioleta, límpido", señaló.

El espejo del WSO-UV tendrá sólo 170 centímetros de ancho por los 240 centímetros del telescopio espacial norteamericano, pero tendrá una órbita mucho mejor -geosincrónica-, a lo que se suma que el hispano-ruso será mucho más eficiente en el estudio de otros sistemas planetarios.

"El telescopio se situará a 35.000 kilómetros de la órbita baja del Hubble, por lo que prácticamente no nos afectará la geocorona", destaca Gómez de Castro.

La aportación española, proyecto en el que participan más de 30 personas, consiste en el diseño óptico -filtros y prismas- del canal ultravioleta lejano, y en diseñar y construir el detector de radiación para este canal que obtendrá imágenes únicas del Universo, sin olvidar la parte científica y el control terrestre.

La directora de proyectos del Detector de Ultravioleta Lejano de SENER, Laura Díez, comentó que en un año de trabajo la compañía ya ha avanzado en el diseño estructural, diseño mecánico y análisis térmico del aparato, además de completar las primeras pruebas experimentales.

"Es un gran reto. Nuestro detector de ultravioleta lejano será uno de los pocos instrumentos que aportará datos sobre exoplanetas en un rango de ondas donde hay muy poca información", señaló.

Para ello, la Universidad Complutense y la Academia de Ciencias de Rusia han creado un centro de investigación en un edificio del campus de la Complutense en Madrid (Joint center for Ultraviolet-Astronomy), que se encargará de organizar las observaciones que compondrán el programa del telescopio hispano-ruso.

"Una vez desaparezca el Hubble, durante dos años no habrá un telescopio igual en el mundo. España y la Complutense tendrán un tiempo garantizado para realizar observaciones en un rango único. Es una exclusividad sin precedentes", insiste Juan Carlos Vallejo de la Complutense.

Sachkov explicó a Efe que el telescopio tendrá diez años de vida (2025-35), pero que aún no se ha decidido desde dónde se lanzará -Baikonur o Vostochni-, ya que eso dependerá de los resultados de los ensayos con el cohete portador Angará.

México y Japón han mostrado interés en sumarse al proyecto, estimado en unos 300 millones de euros, pero aún no se han comprometido económicamente.

"La aportación española supone un diez por ciento del total. Tenemos un equipo de lujo. Si vienen otros países, bienvenidos serán, pero si no es así, pues seguiremos adelante Rusia y España", asevera Gómez Castro.

En el proyecto participan los institutos de Astronomía, Ciencias del Espacio, Lébedev y Lávochkin por parte de Rusia, y la Universidad Complutense de Madrid y el grupo de ingeniería y tecnología SENER, por parte de España. (Foto G.I.)