Ciencia en el mundo

Dos estudios concluyen que los anticuerpos empiezan a desaparecer en tres meses, pero no la inmunidad

Madri+d
30. 10. 20

Los anticuerpos, las moléculas que genera nuestro sistema inmunológico para hacer frente a los patógenos como el SARS-CoV-2, son una pieza clave en la defensa frente al contagio de la Covid-19. Un estudio reveló que las células de memoria generan inmunidad frente al coronavirus incluso cuando los anticuerpos han desaparecido.

La ausencia de anticuerpos detectables no tiene por qué suponer que las personas que han pasado la enfermedad no estén inmunizadas y, como prueba, se señala a la ausencia de un número significativo de reinfecciones.

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Foto: Madri+d

La investigación decubrió también que estas células de memoria tienen un papel fundamental en la creación de la ansiada inmunidad grupal que pueda poner fin a la pandemia, por lo que la pervivencia de estos en el organismo es un dato muy relevante para conocer la efectividad de las vacunas que están en la recta final de su desarrollo.

Dos nuevos estudios publicados esta semana defienden que los anticuerpos que generan las personas que han estado en contacto con el virus desaparecen a los pocos meses –entre dos y tres–, aunque son más duraderos en los pacientes que han pasado una enfermedad más grave.

"La principal conclusión es que, después de la primera ola, no había aún evidencias de que la gran mayoría de la población del país tenía una inmunidad protectora", explicó en un comunicado Graham Cooke, uno de los autores de un estudio sobre la prevalencia de anticuerpos en el Reino Unido entre junio y septiembre, realizado por el Imperial College de Londres y publicado este martes.

En general, detectaron que el nivel de inmunidad cayó un 26,5 % durante ese periodo, mientras que el descenso de la protección fue del 39 % para los mayores de 75 años.

Otro estudio realizado también en el Reino Unido, en este caso por científicos del King’s College y publicado el lunes en la revista Nature, llegaba a una conclusión similar, aunque añadía que "una mayor carga viral podría llevar a una enfermedad más grave y generar una respuesta de anticuerpos más fuerte".

Este estudio sugiere que "las vacunas deberían dirigirse a provocar la creación de anticuerpos similares a los generados en los casos graves" y añade que podrían requerirse dosis adicionales tras las previstas incialmente.

La cuestión de la duración de los anticuerpos frente a la Covid es uno de tantos aspectos de la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2 que siguen en investigación y sobre la que no existe un consenso científico claro.

Otros dos estudios recientes –uno publicado en mBioy otro aceptado ya por Cell– han concluido que los anticuerpos tardan más en desaparaecer o no desaparecen en el tiempo que llevamos de pandemia y los resultados varían notablemente según las técnicas que se empleen para detectarlos.

La ausencia de anticuerpos no equivale a falta de inmunidad

En cualquier caso, conviene tener en cuenta lo que los microbiólogos no se cansan de repetir y defienden también estos dos artículos: la ausencia de anticuerpos detectables no tiene por qué suponer que las personas que han pasado la enfermedad no estén inmunizadas y, como prueba, se señala a la ausencia de un número significativo de reinfecciones.

Hasta la fecha, solo hay media docena de casos demostrados en todo el mundo que los expertos atribuyen a alteraciones en el sistema inmune del paciente.

"La detección de anticuerpos IgG no es una condición sine qua non para estar protegido contra la infección", declara José Antonio López Guerrero, director de Neurovirología de la Universidad Autónoma de Madrid. "La capacidad de generar inmunidad tanto humoral como celular puede estar ahí aunque no se detecte en un test serológico y ser efectiva incluso años".

La razón por la que la ausencia de anticuerpos no sea sinónimo de falta de inmunidad está en las conocidas como células de memoria: los linfocitos B y T. "Si tienes las células de memoria activas, en cuanto entres de nuevo en contacto con el virus, volverías a producir anticuerpos y ese segundo contacto sería totalmente asintomático", declara María Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas (SEIMC).

"La principal conclusión es que, después de la primera ola, no había aún evidencias de que la gran mayoría de la población del país tenía una inmunidad protectora", explicó Graham Cooke, uno de los autores de un estudio sobre la prevalencia de anticuerpos en el Reino Unido, realizado por el Imperial College de Londres.

Fuente: Foto: G.I.