Ciencia en el mundo

INVESTIGACIÓN EN EE.UU.

Mayor riesgo de trastornos mentales puede darse hasta un año después de infección por COVID-19

SINC
Rev. Manrique Vindas Segura
Cesar A. Parral
28. 02. 22

Una investigación realizada en más de 150.000 veteranos (as) de  Estados Unidos de América (EE. UU.) que pasaron el coronavirus, muestra una probabilidad 60 % mayor de tener cualquier diagnóstico de salud mental al cabo de un año. Los (as) expertos (as) insisten en que debería ser prioritario abordar estas dolencias entre los (as) supervivientes de la infección.

Los científicos (as) consideran que se debe identificar a los (as) pacientes de COVID-19 con trastornos de salud mental y asegurse de que tengan acceso a recursos y apoyo. 

Fuente:
SINC

EL COVID-19 se asocia a un mayor riesgo de trastornos de salud mental, como ansiedad, depresión, consumo de sustancias y problemas del sueño, hasta un año después de la infección inicial. Así concluye un estudio publicado por The BMJ por investigadores (as) de EE. UU. que sugiere cómo debería ser prioritario abordar estos problemas entre los (as) supervivientes.

Algunos estudios previos ya habían sugerido que las personas con COVID-19 podrían tener un mayor riesgo de ansiedad y depresión, pero solo incluyeron una pequeña selección de trastornos y realizaron un seguimiento de los (as) pacientes durante un máximo de seis meses. De hecho, hasta ahora no se había llevado a cabo una evaluación exhaustiva sobre salud mental tras el SARS-CoV-2 a tan largo plazo.

Para abordar esta problemática, los (as) investigadores (as) utilizaron las bases de datos nacionales de atención médica del Departamento de Asuntos de los Veteranos de EE. UU. para estimar los riesgos de los resultados de salud mental en las personas que sobrevivieron al menos 30 días después de un resultado positivo de una PCR entre marzo de 2020 y enero de 2021.

Así, identificaron los datos de 153.848 personas y los emparejaron con dos grupos de control sin COVID-19: 5.637.840 controles actuales y 5.859.251 controles históricos anteriores a la pandemia. Los (as) participantes eran en su mayoría hombres blancos con una edad media de 63 años.

El grupo que había sido infectado se dividió además en aquellos (as) que fueron o no ingresados (as) en el hospital durante la fase aguda de la infección, y se recogió información sobre factores potencialmente influyentes como edad, raza, sexo, estilo de vida o historial médico.

En comparación con el grupo de control no infectado, las personas con COVID-19 mostraron un riesgo un 60 % mayor de padecer cualquier diagnóstico de salud mental al cabo de un año.

Cuando los (as) investigadores (as) examinaron los trastornos de salud mental por separado, descubrieron que la patología infecciosa se asociaba con 24 por cada 1.000 personas adicionales con trastornos del sueño al año, 15 por cada 1.000 con síndromes depresivos, 11 por cada 1.000 con deterioro neurocognitivo y 4 por cada 1.000 con cualquier problema por consumo de sustancias (no opiáceas).

La pandemia nos ha dejado tocados (as) a todos (as), pero para las personas con SARS-CoV-2 fue mucho peor”, explica a SINC Ziyad Al-Aly, autor principal e investigador en la Universidad de Washington en Saint Louis (EE. UU.). “Hemos demostrado que la enfermedad se asocia a un mayor riesgo de padecer una amplia gama de dolencias mentales”.

“Tenemos que identificar a los (as) pacientes de COVID-19 con trastornos de salud mental y asegurarnos de que tienen acceso a recursos y apoyo. Si no se abordan estos problemas ahora, pueden producirse consecuencias mucho más graves en el futuro”, añade.

“El hecho de que los (as) pacientes parezcan seguir teniendo mayor riesgo 12 meses después de su diagnóstico es preocupante. Pero queda por determinar si esto representa un diagnóstico tardío o una nueva aparición de la enfermedad mental”, indica Max Taquet, investigador principal de

l NIHR Oxford Health BRC de la Universidad de Oxford (Reino Unido), en declaraciones como experto externo al estudio al Science Media Centre de Reino Unido (SMC UK).

Más recursos para la salud mental

Se encontraron resultados similares cuando se comparó el grupo de COVID-19 con el de control histórico. Los riesgos fueron mayores en las personas ingresadas en el hospital durante la fase inicial (aguda) de la enfermedad, pero fueron evidentes incluso entre los que no fueron ingresados (as).

Las personas infectadas por SARS-CoV-2 también mostraron mayores riesgos de trastornos de salud mental que aquellas con gripe estacional, mientras que las personas ingresadas por coronavirus mostraron mayores riesgos de trastornos de salud mental en comparación con las ingresadas por cualquier otro motivo.

No obstante, los (as) expertos (as) afirman que estos resultados “refuerzan la necesidad de dotar de recursos adecuados a la atención de salud mental de los (as) supervivientes de la infección y de investigar las causas y el tratamiento de los trastornos”, como apunta Paul Harrison, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Oxford.

Lo mismo opina Nilu Ahmed, psicóloga del comportamiento de la Universidad de Bristol (Reino Unido): “El estudio recalca la necesidad de invertir en salud mental como parte de las estrategias para la recuperación social y económica de la pandemia, ya que la carga de estas enfermedades afecta a todos los sectores de la sociedad”.

Limitaciones del estudio

Se trata de un estudio observacional, por lo que no puede establecer la causa, y los investigadores (as) reconocen que puede haberse producido algún sesgo de clasificación errónea. Por ejemplo, el estudio incluyó principalmente a hombres blancos de edad avanzada, por lo que los resultados pueden no ser aplicables a otros grupos.

“La principal limitación es su cohorte, veteranos (as) estadounidenses, lo que limita la generalización del estudio”, continúa Ahmed. “Necesitamos más investigaciones sobre grupos marginados, donde hay indicios de que habrá mayores niveles de necesidades de salud mental insatisfechas debido a la intersección del racismo sistémico y el acceso a la atención sanitaria”.

Además, Al-Aly subraya que su trabajo “se basa en los trastornos mentales diagnosticados, y es posible que haya muchas personas sin diagnóstico. Por ello, nuestros análisis pueden subestimar el riesgo”. Por otro lado, también hay que considerar que “las personas que se recuperan del COVID-19 podrían tener un umbral más bajo para acudir a la asistencia sanitaria, o que sus médicos podrían ser más propensos a hacer un diagnóstico”, puntualiza Harrison.

Ahora tenemos una imagen más clara de las repercusiones de la pandemia de COVID-19 en la salud mental, afirma Scott Weich, profesor de salud mental de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), en un editorial vinculado. “Debemos centrarnos en avanzar en nuestra comprensión de las causas de la mala salud mental o en evaluar los tratamientos para los trastornos de forma más general”, concluye.

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Referencia:

Yan Xie, Evan Xu, Ziyad Al-Aly. ‘Risks of mental health outcomes in people with covid-19: cohort study’. The BMJ DOI: 10.1136/bmj-2021-068993

Scott Weich. ‘Editorial: Mental health after covid-19’. The BMJ 2022;376:o326

El autor principal del estudio es el Dr. Ziyad Al-Aly, investigador en la Universidad de Washington en Saint Louis, (EE. UU.), quien afirma que "la pandemia nos ha dejado tocados (as) a todos (as), pero para las personas con SARS-CoV-2 fue mucho peor”.